El funeral del Papa Francisco, celebrado este sábado en la Plaza de San Pedro, ha trascendido el ámbito religioso para convertirse en una auténtica cumbre geopolítica. Más de 130 delegaciones internacionales, entre ellas 60 jefes de Estado y 15 monarcas, han acudido a Roma en un momento especialmente delicado a nivel global, marcado por la guerra en Ucrania, la crisis en Gaza y tensiones comerciales entre grandes potencias.
Trump y Zelenski: protagonistas de la jornada
Entre los líderes más destacados se encuentran el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. La presencia de ambos en el Vaticano ha supuesto un desafío logístico y diplomático de primer orden. La Santa Sede, consciente de las tensiones entre Washington y Moscú y de la guerra en Ucrania, ha diseñado un protocolo de asientos que evita cualquier roce: Trump y Zelenski se sientan separados, siguiendo el orden alfabético de los países en francés, la lengua tradicional de la diplomacia vaticana.
Trump, que confirmó su asistencia en cuanto se anunció el funeral, ha declarado abiertamente que aprovechará la ocasión para mantener encuentros con otros líderes mundiales, especialmente para tratar asuntos comerciales y buscar avances en las negociaciones de paz en Ucrania y en el programa nuclear iraní. El propio Trump ha dejado la puerta abierta a un posible encuentro con Zelenski, aunque, de momento, no hay confirmación oficial.
Zelenski, por su parte, ha expresado públicamente su agradecimiento al Papa Francisco por su apoyo constante a la paz en Ucrania y ha mostrado interés en reunirse con el presidente estadounidense, subrayando la importancia de la diplomacia en este contexto.
Un funeral convertido en cumbre internacional
La magnitud del evento ha convertido a Roma en el centro de la diplomacia internacional. Además de Trump y Zelenski, han asistido líderes como Emmanuel Macron (Francia), Javier Milei (Argentina), Giorgia Meloni (Italia), Ursula von der Leyen (Comisión Europea) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), entre otros. La presencia de tantos mandatarios ha obligado a desplegar un dispositivo de seguridad sin precedentes y ha propiciado una agenda paralela de reuniones bilaterales y contactos informales.
El protocolo vaticano ha reservado los puestos de honor en la primera fila para los representantes de Argentina e Italia, países especialmente vinculados al Papa Francisco, seguidos de monarcas y jefes de Estado por orden alfabético en francés.
Política y simbolismo: los poderosos y los marginados
El Papa Francisco quiso que su funeral reflejara su visión inclusiva de la Iglesia. Por eso, además de los líderes mundiales, han estado presentes en la ceremonia presos, víctimas de trata e indigentes, quienes recibieron el cortejo fúnebre en la basílica de Santa María la Mayor, subrayando el mensaje de apertura y cercanía social que marcó su pontificado.
Conclusión
El funeral del Papa Francisco ha sido mucho más que una despedida religiosa: ha funcionado como un foro global donde se han cruzado intereses políticos, negociaciones comerciales y gestos simbólicos de reconciliación. Roma, una vez más, se ha erigido en “caput mundi”, el centro del mundo, reuniendo bajo la cúpula de San Pedro a los poderosos de la Tierra y a los más humildes, en un último homenaje al Papa que quiso ser puente entre todos.