El funeral del Papa Francisco ha dejado una de las imágenes más comentadas y simbólicas del panorama internacional: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, sentados en la misma fila, muy próximos, en la Plaza de San Pedro. Esta disposición, lejos de ser una casualidad, es fruto de un protocolo vaticano milimétrico que ha reunido en un mismo espacio a las principales casas reales y a los líderes políticos más influyentes del mundo.
Un saludo cargado de simbolismo
Antes del inicio de la ceremonia, el rey Felipe VI se acercó personalmente a Donald Trump para estrecharle la mano, un gesto que repitió la reina Letizia a continuación, en una escena de cordialidad que no ha pasado desapercibida para los medios internacionales. La cercanía física entre ambos mandatarios ha sido interpretada como una muestra de la relevancia de España y Estados Unidos en el tablero diplomático del Vaticano, y como un reflejo de la importancia de la ocasión.
El protocolo: realeza y jefes de Estado, juntos
A diferencia de otros funerales papales, en esta ocasión el protocolo ha dispuesto a los reyes y a los jefes de Estado en un mismo anillo de asientos, muy cerca del altar, siguiendo un modelo mixto que combina la jerarquía tradicional con el orden alfabético francés de los países representados. Así, Trump y los Reyes de España compartieron fila y espacio con otras figuras de primer nivel como Emmanuel Macron, Javier Milei, Giorgia Meloni y Volodímir Zelenski, entre otros.
Esta decisión protocolaria responde a la voluntad de la Santa Sede de subrayar el carácter universal de la Iglesia y de dar visibilidad a las grandes potencias y monarquías, sin distinciones rígidas entre casas reales y líderes políticos.
Un funeral global, una imagen para la historia
La fotografía de Trump y los Reyes de España sentados juntos en la misma fila, rodeados de 150.000 fieles y más de 60 jefes de Estado y Gobierno, resume la dimensión global y política del último adiós a Francisco. En un contexto de máxima expectación internacional, el Vaticano ha logrado reunir en un mismo espacio a quienes, en muchas ocasiones, marcan el rumbo de la política mundial.
El apretón de manos entre Felipe VI y Trump, y la cercanía de Letizia, quedarán como una de las estampas icónicas de un funeral que, más allá de lo religioso, ha sido también una cumbre de poder y diplomacia internacional.