A falta de apenas un mes para que BSH-Bosch ejecute el cierre de su planta en Pamplona, los representantes de la plantilla han denunciado este viernes en rueda de prensa la «falta de voluntad negociadora» por parte de la dirección de la empresa y han exigido una actuación urgente por parte del Gobierno de Navarra y del Ministerio de Industria.
«Desgraciadamente, el tiempo nos está dando la razón en nuestra desconfianza, que venimos manifestando de manera reiterada con los interlocutores de BSH», han afirmado los portavoces sindicales, en referencia a José Juste Pallarés, Joaquín Lasheras San Martín y Jesús Fernández Tapias. A ellos responsabilizan de haber repetido «el mismo patrón» que en la planta de UFESA en Vitoria-Gasteiz, donde —aseguran— «abandonaron a su suerte al conjunto de la plantilla».
Durante la comparecencia, los trabajadores han recordado que la empresa les ocultó un intento de venta en 2021, y han criticado que, a día de hoy, «siguen vetando sistemáticamente nuestra participación en la mesa» de negociación, además de incumplir el compromiso adquirido de celebrar reuniones informativas cada tres semanas.
«Se niegan a las mejores soluciones, tal como afirmaban en su carta del 16 de diciembre, al igual que también se niegan a flexibilizar el plazo», han subrayado. A juicio del comité, esta actitud demuestra que el compromiso social del que presume la multinacional «es cero», y recuerdan que la decisión afecta a «mil familias».
Uno de los elementos más graves señalados por los representantes sindicales ha sido el supuesto veto a un posible inversor interesado en dar continuidad a la actividad: «Nos ha llegado información de un inversor realmente interesado y BOSCH-BSH lo ha vetado», han asegurado.
Ante este bloqueo, la plantilla ha emplazado directamente a las administraciones públicas. «La solución está en manos del Gobierno de Navarra y del Ministerio de Industria. Ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos», han reclamado. En este sentido, han denunciado la falta de respuesta por parte del Ministerio y la ruptura de la interlocución con SODENA: «Se ha perdido la comunicación con el Ministerio de Industria y no hemos recibido respuesta ante la petición de reunirnos con el responsable de SODENA».
Además, han advertido de las presiones psicológicas que están sufriendo por parte de la interlocución designada por Bosch, con sede en Zaragoza. Según han indicado, en reuniones internas «está intentando desestabilizar, enviando mensajes de chantaje y presión, convirtiendo este periodo de preaviso preceptivo en una tortura psicológica para todas y todos nosotros».
En conclusión, han reafirmado su postura: «El tiempo nos da la razón en cuanto a la desconfianza absoluta hacia la dirección de BSH España, que venimos manifestando desde el inicio de este proceso». Según sostienen, el reciente interés empresarial demuestra que la multinacional «está vetando a la representación legal de los trabajadores con el fin de ocultarnos las alternativas industriales que a ellos no les interesan».