La Presidenta de Navarra, María Chivite Navascués, ha expresado esta mañana su “firme rechazo” al anuncio de despido colectivo en la planta de BSH en Esquíroz, previsto para el próximo 17 de junio y comunicado por la empresa a través de una videoconferencia. Chivite, que ha tildado la decisión de “error absoluto”, ha reafirmado el compromiso del Ejecutivo foral con la reindustrialización del centro y con la defensa de los trabajadores y trabajadoras afectados.
La crítica de la presidenta se produce en un momento clave, en el que la mesa de trabajo abierta desde enero a instancias del propio Gobierno navarro y del Ministerio de Industria, sigue explorando alternativas reales para dar continuidad a la actividad industrial en la planta. “No se entiende que BSH haya decidido avanzar en los despidos sin haber agotado todas las vías posibles, cuando la planta no presenta pérdidas y hay proyectos solventes interesados en Esquíroz”, señaló Chivite en una comparecencia acompañada por los consejeros Mikel Irujo (Industria) y Carmen Maeztu (Derechos Sociales y Empleo).
“Les pedimos que alargaran los plazos no seis meses, sino de 15 en 15 días”, lamentó Chivite. “Hay posibilidades de futuro para Esquíroz y no se pueden cerrar las puertas de esta manera”.
En paralelo, el Ejecutivo navarro ha transmitido al comité de empresa su compromiso de mantener la colaboración institucional “leal y constante”, como en los últimos meses. La presidenta también ha querido subrayar la “solidaridad y empatía del Gobierno de Navarra con las familias afectadas” y su voluntad de “buscar soluciones factibles que preserven el empleo”.
Reindustrialización en marcha
El Gobierno foral, en coordinación con el Ministerio de Industria, intensificará ahora los contactos con empresas de los sectores de automoción, energías renovables y defensa, que ya han mostrado un interés tangible en ocupar el espacio de Esquíroz. Desde enero, cuando se constituyó en Madrid el grupo de trabajo liderado por Chivite y el ministro Jordi Hereu, se han mantenido negociaciones discretas pero prometedoras con distintos actores industriales.
El consejero Mikel Irujo ha sido contundente al criticar la actitud de la multinacional alemana: “Lo que ha hecho BSH es de una falta de humanidad impresionante. Hay empresas interesadas, pero hace falta tiempo para hacerlo bien, para desarrollar este proceso con orden y garantías”.
Por su parte, la consejera Carmen Maeztu ha insistido en que el proceso de despido, en caso de seguir adelante, deberá realizarse “con las máximas garantías legales y bajo el principio de buena fe, algo que toda empresa debería observar en una situación como esta”.
Un punto de inflexión
La situación en Esquíroz se ha convertido en un símbolo de las tensiones entre el tejido industrial tradicional y los nuevos modelos productivos. El cierre de esta planta, sin una motivación económica evidente, ha encendido las alarmas sobre el papel que deben jugar las administraciones para proteger el empleo y orientar la transición industrial.
Chivite lo tiene claro: la reindustrialización no es una opción, es un compromiso. La pelota está ahora en el tejado de BSH y del tiempo, ese que podría marcar la diferencia entre el cierre definitivo y una segunda vida para la planta de Esquíroz.
Redacción: Pamplona Actual.com