La hipoxia intermitente nocturna, característica de las apneas del sueño, puede acelerar la progresión de ciertos tumores y reducir la supervivencia de quienes los padecen. Así lo demuestra una investigación multicéntrica nacional, liderada por el Hospital Universitario La Paz y en la que participa el Cancer Center Clínica Universidad de Navarra, cuyos resultados se han publicado en la revista Archivos de Bronconeumología.
El estudio, que analiza la relación entre el descenso repetido de oxígeno en sangre durante el sueño y el desarrollo tumoral, ha identificado biomarcadores asociados a una mayor agresividad y peor pronóstico en pacientes con cáncer de pulmón y melanoma, dos tipos de tumores muy vinculados al sistema inmunológico. Como indica el Dr. Luis Seijo, director del Departamento de Neumología de la Clínica Universidad de Navarra y uno de los autores del estudio, “al investigar a qué se debe esa relación desde el punto de vista molecular, nos hemos encontrado unos biomarcadores de linfangiogenesis y de proliferación vascular que actúan como señales anticipando una evolución más desfavorable del cáncer”.
Esta capacidad de alterar el sistema inmunológico del paciente ha provocado a su vez que personas con melanoma -un cáncer donde la respuesta inmunitaria también juega un papel importante-, puedan tener un pronóstico más complejo. “Normalmente, el melanoma aparece por exposición al sol y por mutaciones causadas por el daño de la radiación solar, pero es posible que la hipoxia intermitente genere un ambiente donde ese daño prospera o, si hay un tumor establecido, prolifere con más agresividad”, añade el Dr. Seijo.
Peor supervivencia y más mortalidad
Según ha informado la CUN en cun comunicado, estos biomarcadores no solo reflejan una mayor actividad tumoral, sino que también se asocian con una peor supervivencia y mayor mortalidad. Su detección se llevó a cabo en el grupo de enfermedades respiratorias del Instituto de Investigación del Hospital La Paz (IdiPAZ). Los hallazgos hasta ahora indican que ese bajo nivel de oxígeno en sangre en estos pacientes influye en el aumento de puntos de control inmunológico (inmunocheckpoints), lo que favorece el progreso tumoral y la evasión del sistema inmune. En concreto, Galectina-9 y TIM-3 son biomarcadores de pronóstico prometedores para la supervivencia a medio y largo plazo en pacientes con apnea del sueño y melanoma o cáncer de pulmón.
El siguiente paso del equipo investigador será determinar qué ocurre al tratar las apneas de sueño mediante la CPAP (tratamiento de elección que usa presión de aire leve para mantener las vías respiratorias abiertas al dormir). Para ello, buscan poner en marcha un nuevo estudio con pacientes con cáncer de pulmón en estadios iniciales, cuyo tratamiento oncológico principal es la cirugía, y con apneas de sueño para observar si con la CPAP se modifican los niveles de biomarcadores antes y después de la cirugía y del abordaje terapéutico respiratorio. “El objetivo es ver si se mitigan también el riesgo de recidiva y la mortalidad de estos tumores al reducir esos biomarcadores”, concluye el Dr. Seijo.
Foto: Miembros del equipo investigador. De izq. a dcha.: los Dres. Francisco García Río, de La Paz, Germán Peces Barba, de la Fundación Jiménez Díaz, Carolina Cubillos Zapata, de La Paz, Elena Díaz, de la Paz, y Luis Seijo, del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra.