Greenpeace ha lanzado una contundente advertencia ante el proyecto de construcción de un macro matadero de cerdos en Lumbier por parte de la empresa Cárnicas Iruña. “En Navarra no caben ni más cerdos ni más macrogranjas, ni más mataderos industriales”, ha afirmado Lorea Flores, coordinadora de la organización ecologista en la comunidad. Flores advierte de que esta instalación, con capacidad para sacrificar 1,5 millones de cerdos al año (550 a la hora), sería un “efecto llamada” para la proliferación de nuevas macrogranjas, justo cuando —asegura— “lo que urge es cerrarlas”.
Los datos del Ministerio de Agricultura confirman que actualmente Navarra alberga 769.890 cerdos, lo que genera una cantidad de purines equivalente a 712 piscinas olímpicas cada año, con importantes consecuencias para el medioambiente. Estos residuos son una fuente crítica de emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminación del agua por nitratos, el problema más grave que afecta a las masas de agua en el Estado, según el Ministerio para la Transición Ecológica.
La gravedad de la situación ha obligado al Gobierno foral a ampliar de forma notable las Zonas Vulnerables a Nitratos (ZVN), que han pasado de 99.259 hectáreas en 2020 a 247.854 en 2025, ocupando ya el 24% del territorio navarro. En este contexto, Greenpeace exige la aplicación de la estrategia NitraCHE de la Confederación Hidrográfica del Ebro, que prohíbe nuevos proyectos ganaderos intensivos en las zonas más afectadas.
La preocupación no es solo ambiental, también jurídica. La sentencia condenatoria del Tribunal de Justicia de la UE contra España por incumplimiento de la Directiva de Nitratos, dictada en marzo de 2024, abre la puerta a litigios como el que se celebra hoy en Galicia, el primero en Europa por contaminación de agua asociada a macrogranjas. “Esto puede pasar también en Navarra si seguimos en esta dirección”, alertan desde Greenpeace.
Según datos del Registro Estatal de Emisiones del Ministerio (PRTR), las macrogranjas de cerdos han crecido en Navarra un 29 % entre 2014 y 2023, en paralelo al auge de un modelo productivo altamente industrializado. España es ya el primer exportador mundial de carne de cerdo, y el cuarto país en volumen de producción, solo por detrás de China, EE.UU. y Brasil. Para alcanzar estas cifras, el sacrificio de cerdos se ha incrementado un 2.000 % desde los años 60.
Ante esta realidad, Greenpeace presentó la semana pasada el informe Revolución Alimentaria, en el que defiende una reducción del 88 % de la producción porcina en España de aquí a 2050. El objetivo: abandonar el modelo industrial, cerrar las macrogranjas y apostar por la ganadería extensiva agroecológica, acompañada de una transición justa para el sector.
“El modelo actual es inviable ambiental y socialmente. Las comunidades rurales que lo padecen lo saben bien. Si no cambiamos de rumbo, el sector ganadero emitirá un 20 % más de gases contaminantes en 2050”, explica Flores, que destaca también las advertencias reiteradas de la Comisión Europea sobre la necesidad de actuar.
Greenpeace propone una hoja de ruta clara:
- Prohibir nuevos proyectos de ganadería intensiva y la ampliación de los existentes, con especial prioridad al sector porcino.
- Diseñar un Plan Estratégico de Ganadería (PEG) que establezca límites máximos en función de la capacidad real del territorio, con el objetivo de reducir la cabaña intensiva en un 50 % en 2030 y eliminarla totalmente en 2050.
- Fomentar la “dieta de salud planetaria”, basada en el consumo reducido de productos de origen animal y el aumento de alimentos vegetales como las legumbres.
Según sus estimaciones, aplicar este modelo permitiría una reducción del 80 % de las emisiones ganaderas y una disminución del 57 % de la contaminación por nitratos. Además, aunque la ganadería industrial supondría una pérdida del 70 % del empleo actual en el porcino, el nuevo modelo sostenible duplicaría el empleo total en el sector ganadero.
“Desde Greenpeace pedimos al Gobierno de Navarra que no apoye más el modelo que nos está llevando al borde del precipicio. Necesitamos ya políticas que apuesten por un modelo alimentario sostenible”, ha zanjado Lorea Flores.