Pamplona, 21 de junio. Ignacio Araujo Múgica, arquitecto y primer director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, ha fallecido este viernes en Pamplona a los 95 años. Figura clave en la historia de la institución académica, su legado profesional y humano queda impreso en el perfil urbano de la capital navarra y en la memoria de varias generaciones de arquitectos.
Nacido en Madrid en 1929 y titulado por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1955, Araujo se trasladó a Pamplona en 1961 para participar en los primeros pasos de lo que sería la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Tras su fundación en 1964, fue designado su primer director, cargo que ejerció hasta 1970. Posteriormente, fue director de Estudios (1970-1975) y subdirector (1975-1989), combinando su vocación docente con una intensa actividad profesional.
A lo largo de su carrera, Ignacio Araujo participó en el diseño y construcción de más de una decena de edificios del campus universitario. Entre sus obras más destacadas figuran el Colegio Mayor Aralar (1957-1959), la primera Biblioteca de la Universidad de Navarra (1965), la segunda y tercera fase de la Clínica Universidad de Navarra (1965 y 1971), la Biblioteca de Humanidades (1998), las torres I y II del Colegio Mayor Belagua (1968) y el Colegio Mayor Olabidea (1994).
Parte de su trabajo, desarrollado en colaboración con el arquitecto Juan Lahuerta Vargas, fue reconocido con la prestigiosa placa DoCoMoMo Ibérico, que distingue obras representativas del Movimiento Moderno. En Pamplona, obtuvieron ese reconocimiento la Clínica Universidad de Navarra y su fase II, así como la primera Biblioteca universitaria. También fueron distinguidas las viviendas colectivas de la calle Florida en Vitoria.
Con más de 1.400 viviendas proyectadas entre Pamplona, Navarra y el País Vasco, Araujo combinó el compromiso con la arquitectura institucional y social. Fue miembro del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro desde 1956 y, en 1979, obtuvo la cátedra de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad Politécnica de Valencia.
Su trayectoria como docente dejó una huella profunda en la formación de arquitectos y en el desarrollo del pensamiento proyectual. “Ignacio Araujo fue el primer director de la Escuela y la persona más comprometida con su desarrollo. Maestro de maestros, fue, además, un gran arquitecto, autor de muchos de los edificios que configuran el campus de la Universidad de Navarra. Pero, sobre todo, para aquellos que lo conocimos y admiramos, fue un extraordinario ejemplo de vida”, ha destacado Mariano González Presencio, arquitecto y profesor de la Escuela.
Carlos Naya, actual director del centro, ha querido recordar “su generosidad, siempre poniéndose en segundo plano y preocupándose por el bien de la Universidad y de los demás”.
La comunidad universitaria despide a una figura clave de su historia, cuya huella arquitectónica y humana seguirá presente en la ciudad y en el alma de la institución.
