El PSOE ha superado su primer Comité Federal tras la entrada en prisión del exsecretario de Organización, Santos Cerdán, por presuntas mordidas en obra pública, cerrando filas en torno a Pedro Sánchez. En una jornada de más de ocho horas en Ferraz, marcada por un tenso debate con 54 intervenciones, el partido refrendó la nueva Ejecutiva Federal propuesta por Sánchez con 315 votos a favor y un solo voto en contra, atribuido a un miembro de la federación andaluza cercano a Susana Díaz.
La nueva Comisión Ejecutiva, reducida de 54 a 48 miembros, incorpora a Rebeca Torró como 'número 3', con Borja Cabezón y Anabel Mateos como adjuntos. Sin embargo, el día comenzó con sobresalto tras una noticia de eldiario.es que señalaba "comportamientos inadecuados" de Francisco Salazar, elegido como secretario de Organización adjunto. Fuentes de Ferraz aseguraron haber actuado con "contundencia" ante estas acusaciones. Sánchez, en un discurso de 45 minutos, se reivindicó como el "capitán" para "capear el temporal" de las acusaciones de corrupción que salpican al partido, lamentando haber confiado en "quien no debía".
La presidenta del Congreso, Francina Armengol, apeló a la unidad, respaldando al líder socialista como un "buen capitán" frente a las "olas" actuales. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue la voz más crítica, exigiendo una cuestión de confianza o elecciones anticipadas para evitar "chantajes obscenos". Sus palabras encontraron réplica en figuras como el ministro Óscar Puente, quien lo calificó de "hipócrita" por insinuar inestabilidad en los cargos del partido.
Page, que no aplaudió a Sánchez, quedó aislado frente al respaldo mayoritario al líder. Otras críticas vinieron de la alcaldesa de Palencia, Míriam Andrés Prieto, quien apoyó a Page y acusó a la dirección de ser una "pandilla" que ha corrompido la acción política. Desde Extremadura, el secretario general también lamentó la falta de autocrítica y la excesiva "loa" a Sánchez.
Pese a las voces disidentes, el PSOE mostró unidad casi unánime. Sánchez, en su réplica final, defendió la ley de amnistía y lanzó un mensaje a sus críticos: "Cuando deje de ser presidente, seré un militante al lado de mi secretario General".
El partido, en un contexto de crisis por las investigaciones a exdirigentes como Ábalos y Cerdán, busca recomponerse para "salvar el mundo y ganar", según el líder socialista.