Las vacaciones de verano, concebidas como un paréntesis de descanso, se han convertido para muchos trabajadores en una extensión de la oficina. Según un estudio de DECIX, el 88% de los empleados en España no consigue desconectar de sus obligaciones laborales durante sus vacaciones, atrapados en la llamada cultura del siempre disponible.
La estadística es reveladora: cada trabajador recibe una media de 120 correos corporativos diarios, y un 20% de ellos admite consultar su bandeja de entrada con excesiva frecuencia: un 10% lo hace de forma compulsiva y otro 10% al menos una vez por hora. A esto se añaden unos 58 mensajes diarios en chats laborales enviados fuera de horario.
El resultado es una desconexión incompleta que, en palabras de los expertos, prolonga la fatiga mental e incrementa los riesgos de sufrir problemas psicológicos.
Entre la presión y la culpa: el “stresslaxing”
Los sindicatos y especialistas en salud laboral advierten de que esta sobreexposición tecnológica provoca un estado de alerta permanente, incluso en ausencia de demandas inmediatas. Tres de cada diez trabajadores reconocen no poder desconectar mentalmente en su tiempo libre.
La obligación de estar disponibles (41%), la presión del puesto (32%) y los asuntos pendientes (23%) son las principales razones de esa imposibilidad. “Dar valor a nuestro silencio nos hace más profesionales. La desconexión no es ausencia, sino una forma de cuidar la calidad de nuestra presencia”, subraya María Luaces, directora de Human Resources Solutions en Synergie España.
Los que menos logran desconectar
Los datos muestran diferencias según perfiles y sectores. Directivos (79 %), mandos intermedios (72 %) y autónomos (78 %) son quienes menos logran descansar plenamente. En cuanto a sectores, comercio y servicios (18,2 %), educación (15,5 %) y actividades vinculadas al turismo, la abogacía o la sanidad encabezan la lista de mayor hiperconexión.
Las diferencias también se notan entre generaciones: los millennials (71,4%) y la Generación Z (66,7%) lideran la conexión constante fuera de la jornada. Por regiones, Madrid (68,7%) registra los índices más altos de trabajadores conectados en vacaciones, frente al País Vasco (46,2%) y Castilla y León (41,4%), donde la desconexión es más común.
Impacto en la salud mental
La consecuencia más visible de esta dinámica es el deterioro psicológico. Según InfoJobs, el 42% de los empleados ha sufrido algún problema de salud mental en los últimos años, frente al 27% registrado hace apenas cuatro. En un 28% de los casos, dichos problemas están directamente relacionados con el trabajo, y la falta de desconexión digital figura entre las cinco principales causas.
“Cada vez más empresas nos piden formación en desconexión digital y bienestar integral. No se trata solo de cumplir la ley, sino de construir entornos laborales sostenibles para la mente y el cuerpo”, apunta Luaces.
El bienestar como estrategia empresarial
Los expertos coinciden en que garantizar la desconexión digital es, además de un derecho legal, una necesidad estratégica para las organizaciones. Aquellas compañías que aplican medidas efectivas —como limitar las comunicaciones fuera de horario, impulsar programas de gestión del tiempo o fomentar la cultura del descanso— no solo reducen el riesgo de burnout, sino que también aumentan la motivación y la fidelidad de sus trabajadores.
La desconexión, concluyen, ha pasado de ser un lujo a convertirse en una competencia clave. Y mientras la ley reconoce este derecho, la práctica diaria todavía dibuja un escenario en el que desconectar sigue siendo, para la mayoría, una tarea pendiente.