La zona de Ansó, en la comarca de la Jacetania y muy próxima a la muga con Navarra, ha sido escenario en los últimos días de un nuevo avistamiento de oso pardo, esta vez presenciado por un grupo de cazadores durante una batida matinal en el límite de los valles occidentales. El animal, descrito como un ejemplar joven y de grandes dimensiones, se dejó ver durante varios minutos, moviéndose entre los pinares y mostrándose especialmente esquivo ante la presencia humana.
Testimonio directo en la frontera navarra
El avistamiento ha sido confirmado por los propios cazadores y autoridades medioambientales aragonesas, que mantienen activo el protocolo de seguimiento de grandes carnívoros en el Pirineo. Se trata de una localización especialmente sensible dado su cercanía con Navarra, donde en los últimos años también se han documentado incursiones de osos, especialmente los ejemplares Claverina y Berói en la zona de Roncal e Isaba.
El regreso del oso al Pirineo occidental
Este avistamiento se suma a los numerosos indicios recogidos por las patrullas medioambientales, que han constatado la presencia de al menos cinco osos en la temporada 2025 en los valles de Hecho y Ansó, reactivando el debate sobre la convivencia entre fauna salvaje y actividades rurales en ambas comunidades. En primavera y verano los ataques al ganado se han reducido, pero la inquietud entre ganaderos y habitantes de ambas vertientes del Pirineo persiste.
Preocupación y seguimiento transfronterizo
Por su parte, el Gobierno de Navarra y el de Aragón continúan coordinando labores de vigilancia, prevención de incidentes y comunicación con los afectados, en colaboración con los protocolos de la Red Oso Pardo que también integran Francia y Andorra. Se insiste en la importancia de la transparencia y el apoyo a los ganaderos, así como en medidas preventivas, como la utilización de perros guardianes, el refuerzo de vallados y las indemnizaciones por ataques.
El avistamiento en Ansó es un recordatorio de que la recuperación de esta especie emblemática avanza y que el Pirineo, entre Aragón y Navarra, sigue siendo terreno vivo y salvaje, donde hombre y oso están llamados a convivir con responsabilidad y respeto mutuo.






