Presentación Estudio "Navarra.Jóvenes y derechos digitales" de la Fundación Hermes

En la presentación han intervenido Beatriz Escriña, subdirectora general de Fundación Hermes, Luisa Alli, directora general, e Ignacio Urquizu, de Metroscopia

Pamplona Actual

"Cuando quien exige diálogo, lo evita en su gestión de Barañáin"

Por Oihaneder Indakoetxea Barberia, ex alcaldesa de Barañáin (2015-2019)

Publicado: 06/11/2025 ·
19:38
· Actualizado: 06/11/2025 · 19:38

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  • Ohianeder Indoetxea -

La política debería ser un espacio de encuentro, de palabra, de responsabilidad  compartida. El problema viene cuando quienes la ejercen se erigen en predicadores de la  transparencia y el diálogo… sin ponerlos en práctica en su propio municipio. Eso es lo que  ocurre en Barañáin bajo la alcaldía de María Lecumberri (UPN): una alcaldesa que reclama a  otras administraciones lo que no ofrece en su propio mandato. 

La alcaldesa pide mesura a otros consistorios, llama al diálogo con sus vecinos y  con instituciones limítrofes, y critica la falta de atención en decisiones que le afectan. Pero lo  cierto es que ese reclamo de transparencia y participación choca con su propia gestión  municipal. Para muestra un botón: el Defensor del Pueblo de Navarra reprochó al  Ayuntamiento de Barañáin, presidido por Lecumberri, el incumplimiento del reglamento al no  convocar el Consejo Sectorial de Personas Mayores durante 2022 y 2023. Es decir: un órgano  clave de participación ciudadana quedó sin sus reuniones obligatorias. Lo mismo podíamos  decir en lo que a otros marcos, respuestas o comunicación municipal se refiere.  

Peor aún: cuando la cuestión del vial que afecta al entorno de la Universidad  privada de Navarra salió a la palestra, la alcaldesa se sumó a la protesta con otros dos alcaldes  reclamando explicaciones al ayuntamiento de Pamplona. Puede ser entendible que los  municipios vecinos hablen y exijan ser informados. Pero en ese gesto resuena una paradoja  evidente: si la ciudadanía de Barañáin no ha sido convocada de forma sistemática para  participar o ser escuchada de verdad —como evidencia el reproche del Defensor del Pueblo—,  ¿con qué autoridad reclama su alcaldesa que otros cuerpos actúen mejor? 

En la política contemporánea, la función de los cargos electos tiene dos caras  fundamentales: la responsabilidad interna (gestión ágil, participativa, transparente, con  rendición de cuentas) y la proyección externa (coordinación con otras administraciones,  visibilidad, alianzas). En Barañáin, la proyección, aunque escasa, está y se le reconoce —como  cuando se inaugura un nuevo puente realizado por el Gobierno de Navarra o se firman  acuerdos institucionales— pero la primera cara, la de la gestión participativa interna, parece  resquebrajarse. 

Y he aquí el quid: cuando se exige diálogo, se pide “lo que se debe hacer”, pero no  siempre se practica. Porque gobernar no es solo embarcarse en grandes obras (que no siempre  culminan) o firmas protocolarias (que a la postre tampoco se practican): es, también, abrir la  puerta a las asociaciones, convocar a la vecindad, permitir que el control se ejerza desde la  base, y hacer que la participación no sea meramente simbólica sino real.  

Así que cuando la señora Lecumberri levanta la voz ante Pamplona diciendo  “vamos a dialogar, queremos saber”, estaría mejor empleando parte de esas energías en su  cocina local: revisar los cauces de participación en Barañáin, convocar los órganos ciudadanos 

que lleva tiempo sin citar, abrir el consistorio a su propio vecindario en vez de solo a cámaras  externas. 

La política local no puede conformarse con ser “visibilizada”: debe invertirse. Esto  es, cuanto más se habla de diálogos externos, más necesario se hace que el propio municipio  demuestre que dialoga, convoca, escucha. Solo así la exigencia de los otros deja de sonar como  puro ruido retórico. Si no, se convierte en estridencia. 

Oihaneder Indakoetxea Barberia 

(Alcaldesa de Barañain en la legislatura 2015-2019)


 

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