El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, monseñor Florencio Roselló, ha querido que su primer anuncio de la Navidad tenga como escenario el Centro Penitenciario de Pamplona. En una celebración cargada de simbolismo y emoción, el prelado ha recordado a los internos que “todos importamos para Dios, sea cual sea nuestra situación y sea cual sea nuestro pasado”, subrayando que la Navidad también llega a la cárcel “no de visita, sino para quedarse”.
Durante la homilía, Roselló ha destacado que “ninguna situación humana está cerrada y ninguna historia está perdida para siempre”, un mensaje que ha resonado con fuerza entre los reclusos que llenaban la capilla del centro. “La Iglesia siempre quiere ser acogedora con los hermanos y hermanas que están en la cárcel, pero en estos días de manera especial”, ha señalado, insistiendo en que el nacimiento de Dios abre siempre una puerta a la esperanza.
El arzobispo ha presidido la eucaristía acompañado por el vicario episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana, Juan Zabala; los capellanes del centro, Javier Arbilla y Antonio López; y el diácono permanente Fernando Aranaz. Junto a ellos han participado voluntarios de la Pastoral Penitenciaria, encabezados por su delegada, María Jesús Irigoien, así como trabajadores del centro penitenciario y su director.
En su intervención, monseñor Roselló ha recordado que los primeros destinatarios del anuncio de la Navidad “no fueron los poderosos, sino los pastores, gente sencilla y muchas veces despreciada”, y ha explicado que por ese motivo ha querido comenzar en la cárcel su mensaje navideño. “Esta noche lo haré en la catedral, pero quiero que seáis vosotros los primeros, como lo fueron los pastores”, ha afirmado ante los internos.
El arzobispo ha animado además a los reclusos a mirar al futuro con esperanza y a vivir la Navidad como un punto de partida. “Me gustaría que estos días fuesen el comienzo de una nueva vida, aquí dentro primero, luchando y trabajando para progresar poco a poco, acercarse a la familia y hacer planes de futuro. Dios no nace para los perfectos, sino para los que necesitan levantarse y cambiar”, ha subrayado.
La celebración ha estado marcada por varios momentos de especial emotividad. Al inicio de la eucaristía, jóvenes del movimiento scout han presentado la Luz de Belén como símbolo del deseo de llevar la paz también al interior de la prisión. En el momento de las ofrendas, la imagen del Niño Jesús ha ido pasando de mano en mano entre los reclusos, provocando gestos de recogimiento, emoción y lágrimas en algunos de los presentes.
Con este gesto, el arzobispo de Pamplona ha querido situar a las personas privadas de libertad en el centro del mensaje navideño, recordando que la esperanza y la dignidad humana no quedan nunca fuera de los muros.









