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Tradición, frescura y cercanía: el legado de Frutas Javier Bermejo en el Mercado del Ensanche

En el Ensanche hay un puesto que no ha fallado desde su apertura. Es el de Frutas Javier Bermejo, un negocio que no solo ha sobrevivido al paso del tiempo

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Javier Bermejo y su equipo en su puesto del Mercado del Ensanche

Javier Bermejo, actual responsable de los puestos 90 y 93, representa la tercera generación de esta saga frutera que hoy ya cuenta con un relevo más: su hijo, de tan solo 20 años, ya forma parte del equipo.

Llevo aquí desde los 16 años, pero esto viene de antes, de mis abuelos, que vinieron de Peralta cuando se inauguró el mercado”, cuenta Javier. Desde entonces, la familia no ha dejado de estar al pie del mostrador, ofreciendo producto fresco, de temporada y cuidadosamente seleccionado, con especial atención al producto local. “Ahora está mi hijo, que sería la cuarta generación. Ahí andamos”.

El mercado: evolución y futuro

El Mercado del Ensanche ha cambiado mucho desde sus inicios. Javier ha sido testigo directo de esas transformaciones: “Yo creo que está yendo a más. El Ayuntamiento ha invertido en reformas y mejoras que se notan. Hay días tranquilos, pero en general se trabaja más”.

El auge de los productos de calidad, la especialización y la demanda de comodidad han redefinido la forma de vender. Si hace décadas era habitual ofrecer género más general, hoy quien acude al puesto de Frutas Javier Bermejo busca excelencia: “El cliente actual quiere un producto selecto. Le da igual pagarlo, pero que sea bueno”.

El giro hacia lo práctico: la revolución de la verdura limpia

Uno de los grandes cambios que ha vivido el negocio está en la forma de presentar la verdura. “Antes no se vendía apenas verdura limpia. Mi abuela fue la primera en venderla así en Pamplona. Le decían que estaba loca”, recuerda Javier con orgullo.

Hoy, esa apuesta se ha convertido en estándar. “Vendes un cardo, pero diez más del limpio. La gente no tiene tiempo. Antes el ama de casa estaba en casa todo el día; ahora todos trabajamos. Hay quien prefiere pagar más por no estar pelando borrajas”.

La clave, según Javier, es clara: hacer accesible el buen producto sin perder su esencia. Por eso en Frutas Bermejo se ofrece todo listo para cocinar, facilitando a sus clientes que puedan mantener una alimentación saludable sin renunciar a su tiempo.

Fruta de temporada y sabores del mundo

Aunque la base del negocio sigue siendo el producto local y de temporada, la frutería también ha sabido adaptarse a la diversidad y la globalización del gusto. “Antes no había casi nada de fuera. Me acuerdo cuando era crío y un kiwi costaba 100 pesetas. Ahora es una fruta diaria”, rememora.

Aun así, la fruta de proximidad sigue siendo el corazón de su oferta. “Ahora estamos con cerezas, fresas, albaricoques, melocotones, bayas, melones, sandías… La fruta de verano es una gozada. Se vende mucha y muy bien”, explica.

Respecto a los precios, Javier reconoce que las quejas de los clientes son comprensibles, pero matiza: “Cuando hay poco producto y mucha demanda, sube. Y no es lo mismo un producto seleccionado con mimo que un género a granel sin clasificar. La calidad cuesta”.

Producto local: de la huerta a la mesa… en horas

Frutas Bermejo no solo se compromete con la calidad, también con la frescura. Buena parte de su género llega a diario directamente del campo. “Trabajo principalmente con un productor de la Magdalena, Alfonso Villanueva. Cada mañana, entre las seis y media y siete, bajamos a la huerta y recogemos todo lo que le he pedido”, relata Javier. Lechugas, cogollos, acelgas, habas, guisantes… todo recién cortado, como si uno tuviera la huerta en casa.

Además, también trabaja con agricultores de otras zonas navarras como Peralta y Falces, sobre todo en temporada de alcachofas y cardos. “La suerte que tengo al no ser productor es que puedo elegir lo que compro. Si algo no me convence, no lo vendo”.

Un equipo fiel que lo hace posible

La historia de Frutas Javier Bermejo no se explica sin su equipo humano, muchos de los cuales llevan décadas junto a Javier. “El que menos lleva, lleva tres años. Y el que más, va a cumplir 51. Entró con 18 y aquí sigue”, cuenta. También forman parte del equipo su mujer, su hijo, y otras personas que llevan más de una década trabajando codo con codo.

Esa estabilidad y confianza interna es, según Javier, una de las claves del éxito del puesto: “Gracias a Dios tengo un buen equipo. Y eso se nota”.

Temporada de verano: ensaladas, tomates y mucho sabor

Con el calor, cambia también la oferta del puesto. En junio y julio, el protagonismo lo tienen las verduras y frutas más veraniegas. “Ahora estamos a tope con todo el tema de lechugas, cogollos, hojas de roble, tomates —el rosa— y la alubia verde. También empieza el tiempo de pochas”, explica Javier.

La combinación de producto fresco y cercanía permite que todo esté en su punto justo. Es temporada de gazpachos, salmorejos y ensaladas variadas. “Todo viene de la huerta de aquí. Y se nota”.

Un servicio adaptado al cliente de hoy

Además del puesto físico, Frutas Javier Bermejo ha sabido adaptarse a los tiempos con un servicio de reparto a domicilio gratuito que funciona con agilidad. “Repartimos de lunes a sábado, el mismo día. Atendemos por WhatsApp, llamadas, y tenemos un canal de difusión que va muy bien”, explica. Tienen incluso clientes habituales en Madrid o Barcelona, prueba del boca a boca de su clientela.

El contacto es sencillo: basta con escribir al 653 866 493 y recibir información o hacer pedidos directamente. Aunque tuvieron una web más completa en el pasado, ahora funcionan con un portal informativo (https://frutasbermejo.com) donde se pueden consultar servicios y contacto.

Horarios para todos los públicos

El puesto abre oficialmente de 8:30 a 14:15, pero Javier y su equipo están listos desde las 7:00 de la mañana. “Hay gente que viene antes de ir a trabajar. Y se merecen que les atendamos. Si hacen el esfuerzo de madrugar, nosotros también”.

Por la tarde, abren los viernes de 17:00 a 20:00. Una oportunidad para los que no pueden acercarse por la mañana o buscan llenar la nevera de cara al fin de semana.

Frutas Javier Bermejo no es solo un puesto de mercado. Es una forma de hacer las cosas, un compromiso con el producto local, con la calidad y con el cliente. Un ejemplo de cómo la tradición puede seguir viva en pleno siglo XXI sin perder frescura.

 

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