Cientos de vecinos y vecinas de Erripagaña han vuelto a salir este sábado a las calles del barrio para exigir a las instituciones que cumplan sus compromisos y pongan fin a lo que califican como “una década de abandono y dejación”. La manifestación, convocada al mediodía, ha partido desde la plaza de la calle Roma y ha finalizado en la parcela donde está previsto construir el futuro Civivox, una de las dotaciones más reclamadas por el vecindario.
Durante la movilización, los portavoces de la asociación vecinal han leído un manifiesto cargado de indignación en el que han acusado a los ayuntamientos de Pamplona, Egüés, Huarte y Burlada, así como al Gobierno de Navarra, de haber incumplido sistemáticamente sus promesas. “Ayuntamientos, Gobierno: seguís sin hacer la tarea. Habéis dejado pasar demasiado tiempo y habéis incumplido demasiadas promesas”, denunciaron entre aplausos y pancartas.
El texto calificó la situación del barrio como “un escándalo histórico” y reprochó a las administraciones que, tras más de diez años, “no exista todavía un órgano de gestión conjunta” entre los municipios implicados. También recordaron los numerosos compromisos incumplidos: la construcción del Civivox, una instalación deportiva, un centro de salud que debía estar terminado hace dos años, y el proceso participativo o la encuesta sociológica que nunca llegaron a realizarse.
Los vecinos señalaron directamente a Burlada como principal responsable de haber bloqueado el proceso: “Vosotros creasteis el problema y ahora bloqueáis su solución. Pedís un rescate al Gobierno y nos tenéis secuestrados”, afirmaron.
En su intervención final, recordaron que el caso de Mendillorri, con una problemática similar, “se resolvió en siete años”, mientras que Erripagaña lleva el doble de tiempo esperando soluciones. “El tiempo pasa y nuestra rabia crece. No pararemos hasta conseguir lo que nos corresponde. No vamos a dejar pasar otra legislatura. Esta vez no”, concluyeron entre aplausos.
El mensaje se repitió también en euskera, subrayando el carácter bilingüe y diverso de un barrio que, tras más de una década de crecimiento, sigue reclamando equipamientos básicos y una gestión administrativa unificada.
Los portavoces vecinales recordaron además que sus reivindicaciones son “muy claras y muy básicas”: contar con las dotaciones públicas propias de cualquier barrio de sus características y dimensión para acabar con la discriminación que padecen; celebrar una consulta vecinal que determine a qué término municipal debe pertenecer Erripagaña y ponga fin al “despropósito” actual; y establecer plazos claros y compromisos firmes por respeto y seriedad hacia los miles de ciudadanos y ciudadanas que llevan demasiados años agraviados.







