Un estudio reciente publicado en la revista Preventive Medicine revela que mantener un estilo de vida activo puede reducir hasta en un 50% el riesgo de desarrollar cánceres relacionados con la obesidad, como el adenocarcinoma de esófago, cáncer de mama posmenopáusico, colon, recto, útero, estómago, riñón, hígado, vías biliares, ovario, páncreas, tiroides, meningioma y mieloma múltiple.
La investigación es parte del proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), una cohorte de voluntarios que comenzó en 1999 y sigue a miles de graduados universitarios del Estado español mediante cuestionarios bianuales. En este estudio, se analizaron datos de 19.651 voluntarios durante un seguimiento medio de 13 años, en el cual se diagnosticaron 274 nuevos casos de cáncer relacionados con la obesidad.
El impacto del estilo de vida activo en la prevención del cáncer
«La actividad física y el sedentarismo se evaluaron con un cuestionario validado en población española, que recogía información sobre 17 tipos de actividades físicas y deportes practicados», explica la Dra. Estefanía Toledo, catedrática del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. Los investigadores crearon un índice de estilo de vida activo basado en ocho indicadores, como el tiempo de ejercicio, la velocidad al caminar, los pisos de escaleras subidos o las horas diarias frente a la pantalla del televisor.
Con este índice, los participantes se clasificaron en tres categorías de actividad física: baja, media o alta. «Los resultados son claros: las personas con un estilo de vida más activo mostraron una reducción de casi un 50% en la incidencia de estos cánceres en comparación con quienes llevaban una vida más sedentaria», detalla la Dra. Toledo.
Por cada punto adicional en el índice de estilo de vida activo, el riesgo de desarrollar cáncer se redujo en un 12%. Además, aquellos en el nivel más alto de actividad física en su tiempo libre tenían un 46% menos de riesgo de desarrollar cánceres relacionados con la obesidad que los que se encontraban en el nivel más bajo.
Un enfoque integral para reducir el riesgo de cáncer
Este estudio subraya la importancia de adoptar un estilo de vida activo como parte de un enfoque integral para reducir el riesgo de cánceres relacionados con la obesidad. La investigación destaca cómo pequeños cambios en la rutina diaria, como aumentar la actividad física, pueden tener un impacto significativo en la salud a largo plazo.
El proyecto SUN continúa siendo una fuente valiosa de datos para investigaciones futuras sobre el impacto del estilo de vida en la salud. Los hallazgos de este estudio proporcionan una base sólida para promover políticas de salud pública que fomenten la actividad física y reduzcan el sedentarismo en la población.
La Dra. Toledo y su equipo de investigación planean seguir explorando la relación entre la actividad física y otros factores de riesgo para el cáncer, así como su impacto en otras enfermedades crónicas. Estos esfuerzos contribuirán a una mejor comprensión de cómo el estilo de vida influye en la salud y el bienestar general.