El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Monseñor Florencio Roselló, ha expresado su felicidad tras lavar los pies a trece internos de la cárcel de Pamplona, diez hombres y tres mujeres, con motivo de la celebración del Jueves Santo en el centro penitenciario de Pamplona. Este gesto ha tenido lugar durante la misa que ha comenzado a las 10:15 horas, con la asistencia de varias decenas de presos y presas, personal del centro, un grupo de voluntarios de la Pastoral Penitenciaria y los capellanes de la prisión.
Algunos internos han expresado su sorpresa porque el arzobispo les lavara los pies, otros le mostraban su agradecimiento, algunos se emocionaban e incluso se les escapaba alguna lágrima. Ha sido una ceremonia emotiva, como correspondía a la celebración del Día del Amor Fraterno. El arzobispo se ha interesado por todos ellos y les ha preguntado cuál era su nombre, de dónde eran y a continuación ha procedido a lavarles los pies.
Un compromiso personal
Durante la homilía, Florencio Roselló ha dado gracias a Dios “por permitirme celebrar esta eucaristía tan importante, la del Jueves Santo, en la cárcel de Pamplona. Importante porque me permite continuar con un compromiso que adquirí hace más de treinta años, como es lavar los pies a los internos todos los años en este día”.
Y ha lanzado una pregunta a los asistentes: “¿Alguna vez habéis lavado los pies a otra persona? Pues esto hizo Jesús con sus discípulos en la Ultima Cena, lavárselos, secárselos y besárselos. Con esto Jesús está manifestando que ama de manera integral, de manera completa, ama lo bueno y lo malo de nosotros, lo limpio y lo sucio, lo agradable y lo desagradable, porque si estamos dispuestos a lavar los pies es que estamos dispuestos a amar a la persona en su totalidad. Este gesto de Jesús es un gesto de amor, cariño y cercanía”.
Un nuevo bautismo
El arzobispo ha resaltado que “con el lavatorio de los pies os estoy diciendo que Dios os ama, os perdona y confía en vosotros. Que este lavatorio sea como un nuevo bautismo, una regeneración para volver a empezar, para comenzar una vida nueva. El lavatorio de los pies quiere ser una purificación total, quiere ser una redención de la condena para comenzar una nueva vida”.
“Esta celebración me hace feliz -ha reconocido-. Esta tarde también celebraré en la catedral de Pamplona y hablaré de vosotros. Diré que también en la cárcel he lavado los pies. Que Dios ha pasado para lavar los pies a presos y presas para perdonar, para decirles: ”Dios te quiere”. Y entre todos, libres y presos, formar la comunidad de la Iglesia de Navarra”. Florencio Roselló ha finalizado poniendo de manifiesto que “soy obispo de todos, de libres y presos y, por lo tanto, llevo el mismo mensaje a todos. Porque Dios quiere a todos por igual, no lo olvidéis nunca”.