El mes de agosto ha sido excepcionalmente cálido en la Comunidad Foral, con una ola de calor que se extendió del 7 al 17 del mes. Las temperaturas superaron los valores medios en toda la región, con diferencias que oscilaron entre 1 y 3 grados centígrados. En cuanto al agua almacenada en los embalses, se produjo una notable disminución, pasando del 65,7% al 46,3%.
Récords de temperatura en estaciones locales
Ocho estaciones meteorológicas han registrado temperaturas máximas récord para el mes de agosto, y en cuatro de ellas, se alcanzaron las máximas de toda su serie histórica. Azanza y Erro se destacaron con aumentos de +3,9ºC y +3,6ºC, respectivamente, respecto a sus valores medios. Estas cifras reflejan el impacto significativo de la ola de calor en la región.
El informe mensual del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente destaca que las precipitaciones fueron escasas y, en ocasiones, se presentaron en forma de tormenta. Viana no registró precipitaciones durante todo el mes, mientras que las estaciones de Bera y Etxalar alcanzaron récords el 20 de agosto, con 102 mm y 75,6 mm de lluvia, respectivamente. Además, en cinco estaciones se registraron temperaturas mínimas más altas de lo habitual para agosto.
Viento fuerte en varias localidades
Las rachas de viento también fueron notables, especialmente en Arangoiti, donde se registraron 111 km/h el 31 de agosto. Ujué / Uxue y Gorramendi también experimentaron vientos fuertes, con velocidades de 95 km/h y 92 km/h, respectivamente, durante los últimos días del mes. Estos datos subrayan la variabilidad climática observada en agosto.
La combinación de altas temperaturas y escasas precipitaciones ha tenido un impacto significativo en los recursos hídricos de la región. El nivel de agua en los embalses ha disminuido considerablemente, lo que plantea desafíos para la gestión del agua en la Comunidad Foral. La situación requiere atención y medidas para mitigar los efectos de la sequía.
En resumen, agosto ha sido un mes marcado por condiciones climáticas extremas en la Comunidad Foral. Las altas temperaturas, la escasez de precipitaciones y los fuertes vientos han dejado una huella en la región. Estos eventos destacan la importancia de monitorear y adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes en el futuro.