Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha dado un inesperado giro en su estrategia comercial al anunciar este miércoles una pausa de 90 días en los aranceles impuestos a más de 75 países que no han tomado represalias contra sus políticas, entre ellas la UE.
Sin embargo, la medida llega acompañada de una escalada sin precedentes en la guerra comercial con China, al aumentar los aranceles a los productos chinos hasta un contundente 125% con efecto inmediato.
En un mensaje publicado en su red social Truth Social, Trump justificó la pausa arancelaria señalando que numerosos países han buscado negociar con Washington y no han respondido con medidas similares. Durante este periodo, los aranceles aplicados a estas naciones se reducirán al 10%.
Por otro lado, el endurecimiento hacia China refleja la creciente tensión entre las dos mayores economías del mundo. Según Trump, la decisión responde a la "falta de respeto" de Pekín hacia los mercados internacionales, especialmente tras el anuncio chino de incrementar sus propios aranceles a productos estadounidenses del 34% al 84% como represalia. "China comprenderá que estafar a Estados Unidos y a otros países ya no es sostenible ni aceptable", afirmó el mandatario.
Este cambio en las políticas comerciales llega tras días de volatilidad en los mercados financieros, provocada por las amenazas iniciales de Trump de imponer aranceles generalizados. La presión de Wall Street, alarmada por las posibles consecuencias económicas, parece haber influido parcialmente en esta rectificación parcial. Sin embargo, el aumento drástico contra China mantiene viva la incertidumbre sobre el futuro de la economía global.
Con esta decisión, Trump busca equilibrar dos objetivos: mostrar firmeza frente a China mientras reduce tensiones con otros socios comerciales. No obstante, el impacto real de estas medidas dependerá de cómo reaccionen tanto China como los mercados internacionales en los próximos días. De momento las bolsas de EEUU están respondiendo con gran euforia.