Estados Unidos y China han anunciado este lunes un acuerdo histórico para reducir drásticamente los aranceles que ambas potencias se habían impuesto durante los últimos meses, marcando así una tregua en la guerra comercial que amenazaba con lastrar la economía global. El pacto, sellado tras intensas negociaciones celebradas en Ginebra durante el fin de semana, fue confirmado oficialmente por la Casa Blanca y recogido ampliamente por medios estadounidenses como CNN y The New York Times.
Según el comunicado conjunto publicado por la Casa Blanca, ambas partes se comprometen a rebajar sus respectivos aranceles en un 115%, lo que implica que Estados Unidos reducirá sus tasas sobre productos chinos del 145% al 30%, mientras que China hará lo propio, bajando sus gravámenes sobre bienes estadounidenses del 125% al 10%. Esta reducción estará vigente durante un periodo inicial de 90 días, mientras continúan las negociaciones para alcanzar un acuerdo más amplio y duradero.
El acuerdo también contempla la suspensión o eliminación de las medidas de represalia no arancelarias adoptadas por China desde el pasado mes de abril, como las restricciones a la exportación de minerales estratégicos o la inclusión de empresas estadounidenses en listas de entidades no fiables. A cambio, Estados Unidos retirará los aranceles adicionales impuestos en abril, aunque mantendrá los derechos previos a esa fecha, incluidos los aranceles de la Sección 301 y otras medidas vinculadas a la emergencia nacional por el fentanilo.
Durante una comparecencia en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump calificó el acuerdo como “una victoria histórica” para los trabajadores y empresas estadounidenses, y subrayó que se trata de “un completo reinicio” en las relaciones comerciales con China. Trump aseguró que la rebaja de aranceles no supondrá una vuelta a la situación anterior y que el diálogo con el presidente chino Xi Jinping continuará en los próximos días para avanzar hacia una apertura del mercado chino a las exportaciones estadounidenses.
Por su parte, altos funcionarios estadounidenses, como el secretario del Tesoro Scott Bessent y el representante de Comercio Jamieson Greer, destacaron el “progreso sustancial” alcanzado y la rapidez con la que se logró el entendimiento, lo que, en su opinión, evidencia que las diferencias no eran tan insalvables como se creía. Además, ambas partes acordaron establecer un mecanismo de diálogo permanente para abordar futuras disputas y seguir trabajando en la apertura de mercados y la cooperación en temas como la lucha contra el tráfico de fentanilo.
La noticia del acuerdo tuvo un impacto inmediato en los mercados internacionales, con subidas notables en las bolsas estadounidenses y optimismo entre las empresas importadoras, según reporta la BBC. Sin embargo, expertos y analistas advierten que se trata solo de un primer paso y que las negociaciones para un acuerdo integral serán complejas y prolongadas.
En definitiva, el pacto supone una desescalada significativa en la guerra arancelaria entre las dos mayores economías del mundo y abre una ventana de oportunidad para restaurar la estabilidad en el comercio internacional, aunque el desenlace final dependerá de la evolución de las conversaciones en los próximos meses.