El Festival de Eurovisión 2025 ha escrito este sábado en Basilea una de sus noches más emocionantes y dramáticas de los últimos años. Austria, de la mano del joven contratenor JJ, ha conseguido alzarse con el codiciado Micrófono de Cristal gracias a una actuación que combinó virtuosismo vocal, teatralidad y una puesta en escena de alto impacto. Por el contrario, la representante española, Melody, ha visto cómo su “Esa Diva” se hundía en la clasificación, firmando uno de los peores resultados de la historia reciente de España en el certamen.
Austria, la emoción de un naufragio sentimental
“Wasted Love” ha sido la carta ganadora de Austria en esta 69ª edición del festival. La propuesta de JJ, un joven de 19 años que ya brilla en la Ópera Estatal de Viena y que se declara abiertamente queer, ha conquistado tanto al jurado profesional como al televoto. La balada, que narra un naufragio sentimental en un océano de amor, ha destacado por la voz agudísima y el dramatismo de JJ, así como por una escenografía en blanco y negro que simulaba un barco a la deriva en plena tormenta. No es casualidad: la dirección artística y la coreografía han llevado sello español, con Sergio Jaén y Borja Rueda al frente del equipo creativo.
Austria ha sumado 436 puntos, imponiéndose en el último momento a Israel, que lideró buena parte de la noche gracias al televoto, y a Estonia, que completó el podio. Suecia, favorita en las apuestas, tuvo que conformarse con la cuarta posición.
“El amor es la fuerza más poderosa del mundo, difundamos más amor”, proclamó JJ al recoger el trofeo, emocionado y visiblemente abrumado por la magnitud de su triunfo.
España: el espejismo de “Esa Diva” y la dura realidad
La otra cara de la moneda la ha protagonizado Melody, que regresaba a la primera línea musical con “Esa Diva”, una propuesta cargada de energía, baile y una interpretación vocal impecable. Sin embargo, Europa no ha conectado con la candidatura española: solo 37 puntos en total, 27 del jurado profesional y 10 del televoto, relegando a España al puesto 24 de 26 participantes. Solo Islandia y San Marino han quedado por detrás.
El jurado profesional otorgó a España 10 puntos de Albania, 5 de Azerbaiyán, 5 de Malta, 5 de Francia y 2 de Suecia. El televoto fue aún más duro, situando a Melody en el puesto 22 de 26.La sevillana, lejos de mostrarse abatida, se mostró orgullosa de su trabajo: “Muy felices de todo lo que ha pasado, del momentazo en el escenario... Lo hemos dado todo bailando, cantando... Señores, que pase lo que pase, pero nos hemos quedado muy a gusto”, declaró a TVE tras la gala.
Otro de los momentazos de la noche fue la batalla épica entre los dos segundones de Eurovisión en 2024 y 2023.
RTVE y el rótulo en negro
RTVE protagonizó uno de los momentos más comentados de la final de Eurovisión 2025 al emitir, justo antes del inicio de la gala, un rótulo en pantalla con el mensaje: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”, sobre fondo negro y en letras blancas, tanto en español como en inglés. El gesto, que desafió las advertencias de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) sobre posibles sanciones por comentarios políticos, ha tenido eco en medios internacionales y ha generado reacciones políticas en España. Tras la emisión del mensaje, la UER restringió el trabajo de los periodistas españoles en la sala de prensa de Basilea y advirtió de expulsiones si persistían las molestias, en un clima de tensión entre la organización y la delegación española.
Una final de infarto y un futuro incierto
La gala, celebrada en la ciudad suiza de Basilea, mantuvo la emoción hasta el último instante. Israel parecía tener la victoria en su mano tras arrasar en el televoto (España también le dio los 12 puntos frente a las polémicas), pero Austria remontó con los últimos puntos y se llevó el triunfo in extremis. El resultado confirma la tendencia de los últimos años, en los que España no logra convencer ni a jurados ni a público europeo, acumulando puestos bajos en la clasificación.
Mientras Austria celebra su tercera victoria en Eurovisión -tras las de 1966 y 2014-, España vuelve a casa con la sensación de haberlo dado todo sobre el escenario, pero sin el respaldo del continente. El festival, una vez más, demuestra que la emoción y la sorpresa siguen siendo su seña de identidad.