“Queremos aprender y vivir en euskera también en Falces”, reivindican once familias del municipio que, al inicio del curso 2024-2025, solicitaron formalmente al Departamento de Educación la apertura de una línea del modelo D —enseñanza íntegramente en euskera— en el colegio público Doña Álvara Álvarez. Era la primera vez que se pedía algo así en la localidad, y contaba, aseguran, con el respaldo tanto del Ayuntamiento como de la dirección del centro y la asociación de madres y padres.
Las familias registraron las solicitudes de forma oficial y mantuvieron varias reuniones tanto con el consistorio como con representantes del centro. El Ayuntamiento de Falces, por su parte, trasladó su conformidad al Gobierno de Navarra mediante una carta de apoyo. La dirección del colegio expresó su disposición total a colaborar, y la AMPA tampoco presentó objeciones. A pesar de ese consenso, Educación ha rechazado su petición.
La respuesta, comunicada tras la presentación de alegaciones al mapa escolar a través del portal de Gobierno Abierto, alega que hasta el curso 2031-2032 no se prevé suficiente espacio físico en el centro para acoger una línea del modelo D. La decisión ha causado frustración entre las familias, que se preguntan si la verdadera razón es el espacio o si el problema está en la voluntad política. “¿Por qué no hay sitio en el colegio para quienes queremos aprender en euskera, la lengua propia de Navarra? ¿Qué más debemos hacer para que la enseñanza en euskera llegue también a nuestros pueblos?”, cuestionan.
También critican la demora en recibir una respuesta, sabiendo que la solicitud fue presentada al comienzo del curso anterior. “Si sabían desde septiembre cuál era el obstáculo, ¿por qué no se nos informó antes para buscar una solución?”, lamentan.
Para las familias, lo ocurrido en Falces no es un caso aislado, sino una muestra más de las dificultades con las que tropieza la expansión del modelo D en la red pública. Citan como ejemplos positivos los avances logrados en otras localidades como Mendigorría, Larraga, Lerín u Oibar, donde la presión de la comunidad educativa y los agentes sociales ha permitido abrir líneas en euskera. Pero recuerdan también a quienes no lo han conseguido, a quienes se ven forzados a optar por otros modelos o ni siquiera conocen que tienen derecho a la enseñanza en euskera.
“El euskera no puede ser tratado como una lengua extranjera más, ni peor. Estamos hablando de derechos lingüísticos y de proteger una lengua minorizada. La educación pública debe garantizar eso”, subrayan Agurne Gaubeka (Behatokia), Sandra Azkona (madre de Falces) y Aitziber Garmendia (Sortzen), firmantes del manifiesto.
Redacción Navarra Sur. es