Miles de personas y casi dos centenares de organizaciones de la sociedad civil salieron este domingo a las calles de Madrid para alzar la voz —y el aullido— en defensa del lobo ibérico. La multitudinaria manifestación, bajo el lema «Lobo vivo y protegido», recorrió desde Atocha el corazón de la capital en una contundente respuesta social al reciente retroceso legal que permite volver a cazar a esta especie emblemática.
Convocada por entidades como Animal Guardians, AnimaNaturalis, Dirus, Ecologistas en Acción, Grupo Lobo Asturias, Lobo Marley, NAC y WWF, la protesta cuenta ya con el apoyo de 166 colectivos sociales y ecologistas que denuncian lo que consideran un ataque frontal contra la biodiversidad.
La marcha se produce apenas tres meses después de que una mayoría parlamentaria encabezada por el Partido Popular aprobara, mediante lo que consideran una maniobra legislativa, la exclusión del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE). Una decisión que, según las entidades convocantes, se tomó “ignorando la ciencia, la ley y la voz de la ciudadanía”.
«El lobo no es una alimaña: es un patrimonio natural insustituible», advirtió Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. Gascón denunció las batidas ya iniciadas en comunidades como Cantabria o Asturias, que suponen —según dijo— «un regreso a tiempos oscuros e insostenibles».
Durante la manifestación, se exigió el fin inmediato de la caza del lobo y la puesta en marcha de planes de conservación basados en datos científicos y modelos de coexistencia. Las organizaciones reclaman también que se cumpla la Directiva Hábitats de la Unión Europea y que se refuercen los mecanismos contra el furtivismo y el envenenamiento.
«No queremos más lobos muertos —concluyó Gascón—. Los queremos vivos, protegidos, y ocupando de nuevo los territorios de los que nunca debieron desaparecer».
La movilización contó también con el respaldo de formaciones políticas como Izquierda Unida, Podemos, Sumar, Verdes Equo, PACMA o Alianza Verde, que acusan al Gobierno de ceder a las presiones de sectores contrarios a la conservación de esta especie clave para el equilibrio de los ecosistemas.