Veinticinco años después del asesinato de su marido, el subteniente Francisco Casanova, a manos de ETA, Rosalía Sainz-Aja ha vuelto a Berriozar donde ha alzado la voz para reclamar justicia, memoria y dignidad para todas las víctimas del terrorismo.
Lo ha hecho en un emotivo acto organizado por la asociación Vecinos de Paz, que ha incluido una misa jotera, un homenaje en el monolito dedicado a las víctimas y un encuentro jotero en la localidad navarra. Como novedad, el poeta y escritor, y ex presidente del Parlamento de Navarra, y ex europarlamentario Víctor Manuel Arbeloa ha escrito un poema ex profeso.
Ante los asistentes, Sainz-Aja recordó que “somos cientos de familias las que hemos sufrido la pérdida de algún ser querido a manos de la banda terrorista ETA” y denunció los intentos de “blanquear la historia” o de presentarla como un “conflicto político”. “Nada de eso es cierto. Aquí ha habido unas víctimas, que somos nosotros, y unos verdugos, que son los que mataban. Esto tienen que saberlo las nuevas generaciones”, afirmó.
La viuda de Casanova subrayó que aún quedan más de 300 asesinatos sin resolver y exigió que todos sean esclarecidos y sus autores condenados. “Queremos memoria, para que las generaciones futuras conozcan la verdadera historia; queremos verdad, para que se expliquen los hechos tal y como sucedieron; y queremos dignidad, para ir con la cabeza bien alta, porque somos inocentes y merecemos respeto”, señaló.
Sainz-Aja reclamó que en los colegios se enseñe lo que realmente ocurrió durante décadas en España, cuando ETA “mataba personas inocentes: políticos, militares, guardias civiles, mujeres, niños... para imponer su ideología”, dejando tras de sí viudas y huérfanos.
En la parte final de su intervención, expresó su agradecimiento a Maribel Vals, a la Asociación Vecinos de Paz de Berriozar, a José Vives y a todas las personas que, “desde el valor y la empatía, dan la cara por las víctimas” y que trabajan para que “nunca se pierda la memoria de lo ocurrido”.
Previamente la portavoz de la asociación Vecinos de Paz, Maribel Vals, abrió la jornada con unas palabras de bienvenida en las que destacó la importancia de mantener viva la memoria de las víctimas. Vals recordó la amenaza que supone el olvido y la negación: “Hay un empeño infame de pasar página y que olvidemos a quienes perdieron la vida por la libertad de todos, y en nosotros está que no sea así. Ante tanta ignominia, todos los homenajes son pocos, como el que hacemos hoy en Berriozar en la fecha exacta del asesinato de Paco”.
Concluyó su intervención con una reflexión que marcó el tono del homenaje: “Tenemos que tener siempre presente esta frase: Vivir en los corazones que dejamos tras nosotros es, NO MORIR”. Además, presentó el regalo de un poema escrito para la ocasión por Víctor Manuel Arbeloa, que expresaba el sentir de todos los presentes.
El acto concluyó con un recuerdo colectivo a Francisco Casanova y a todas las víctimas, en una jornada marcada por la emoción, la música y el compromiso con la verdad.
¡Aquí estamos!
(Veinticinco años de luto y de ignominia)
Hoy el luto es de plata.
Un cuarto de siglo pasó
desde que mataron a Paco Casanova
los esbirros de la muerte, el odio y la venganza.
Años de plomo los llamábamos,
del plomo que aplasta el aire de vivir
y pesa un siglo de lutos y silencios.
Año tras año le hemos recordado.
Ofrecemos a Dios su duro sacrificio,
como si fuera nuestro, unidos a su causa,
y a la sociedad su terso ejemplo,
el ejemplo mayor que puede darse.
Que un mártir-testigo nunca muere
tan solo para sí, sino por todos,
también por los neutrales, lejanos, distraídos,
y hasta por todos los que hicieron del crimen cosa suya.Nadie muere tan solo para sí. Y menos si le matan
asesinos a sueldo de cualquier fanatismo.
En la muerte del otro al encuentro nos sale
algo muy hondo de nosotros mismos,
y la muerte del otro
nos ofrece el regalo
de poder sustituir al ya difunto
y poder revivir
algunos de sus muchos empeños.
Una vasta red invisible y solidaria
nos une en la vida y en la muerte a los mortales
y enlaza el pasado, el presente y el futuro
para dar sentido y enjundia a la historia de los hombres.
Si solo el presente y el futuro nos valieran,
las víctimas antiguas serían la escoria de los siglos,
en la historia valdría el derecho del más fuerte
y seríamos nosotros un coro de cínicos inútiles.
Cristo, al descender al reino de la muerte,
se hizo solidario con los muertos,
haciéndoles partícipes del triunfo de su vida,
victoria universal de la justicia
de Dios en la historia.
Uno por todos, fue el lema del Cristo salvador.
Todos por uno, todos por todos es nuestra respuesta.
Esta es la razón del culto a nuestros mártires:
ellos nos dieron su sangre y su vida vicarias,
sublime testimonio de la red fraterna
que recorre invisible
el dolorido cuerpo de la humanidad,
poniendo amor donde arde el odio,
justicia donde injusticia,
y libertad donde hay solo
voluntad de poder y despotismo.
Nosotros, que, en vez de ellos, pudimos perecer
sustitutos objetos de la onda del mal,
aquí estamos, como ellos,
por ellos y con ellos,
cultivando sencilla y buenamente,
las cosas de la casa actual del mundo,
de la Europa común, de la entrañable España,
de la matria Navarra. Y porque no queremos
que nos gobiernen herederos y amigos
de los que, apenas unos años,
a sangre y fuego quisieron reducirnos a cenizas.Algunos de los que entonces,
y años después, con nosotros estuvieron,
con nosotros rezaron y lloraron,
y regaron de aplausos nuestros versos y prosas,
ya no están.
Subidos a las gradas de un cargo cualquiera,
sumisos al subyugante yugo del poder y del dominio,
ahora dicen que es la hora
de la nueva política (la suya, por supuesto),
y que ahora son otros los nuevos enemigos
de eso que llaman libertad.
Otros, que no saben cómo ocultar la vergüenza,
para justificar su felonía,
dicen que esperan de un día para otro
que los viejos y nuevos forajidos
destruyan por fin, por arte de birlibirloque,
los ídolos sagrados guardados por el hacha y la serpiente.
Solo es humano el poder
de poder servir a los más débiles,
los pequeños, indefensos, víctimas diversas
de leyes implacables, de injusticias seculares,
del reino del dinero, de la fuerza y de la fama.Volvamos al recuerdo de Paco Casanova
y de todas las víctimas,
que en los años de plomo y en los años de hierro
sufrieron y sufren los embates
de las fuerzas del mal y de la muerte.
Aquí estamos de nuevo, igual que entonces,
y en su nombre y por su gracia
prometemos seguir sustituyendo,
en la medida de nuestras pobres fuerzas,
su valor y coraje, su firmeza y su esperanza.
Sabemos bien
qué corta es la memoria activa de muchos,
qué raro es mantener el recuerdo del dolor y la muerte,
qué duro es dar la cara por alguien y por algo,
qué fácil y cómodo, en cambio, dar la espalda al deber
y cerrar con siete llaves la conciencia.
Los hombres del poder, pequeño o grande,
los grandes egoístas de ese mundo,
solo saben de fuerza y resistencia,
solo escuchan las voces de los suyos,
solo ven sus provechos e intereses.
Dios dejó en nuestras manos el remedio,
y nuestro mundo es nuestro a todas horas.
Lo mejor que tenemos son las víctimas:
Lo suyo son hechos y no palabrería,
sacrificios vitales, no solo juegos fatuos.
A ellas, pues, volvemos, a ellas acudimos.
En ellas confiamos, en ellas nos fundamos.
No necesitamos otra guía.
Y en ellas seguimos sosteniéndonos,
porque son nuestra apoyo más seguro.
Víctor Manuel Arbeloa, Pamplona, 15 de junio.