Las altas temperaturas del verano no tienen por qué ser un obstáculo para la práctica deportiva, siempre que se actúe con prudencia y se adapten los entrenamientos a las condiciones climáticas. Así lo asegura el Dr. Juan Bertó, responsable del Área de Medicina Deportiva de la Clínica Universidad de Navarra, quien subraya la importancia de la constancia, la seguridad y el sentido común para mantener la actividad física en los meses más calurosos del año.
Bertó recuerda que lo esencial no es la estación, sino mantener una rutina de ejercicio regular a lo largo de todo el año. No obstante, en verano conviene reducir la intensidad y buscar opciones más lúdicas que faciliten la práctica, como deportes acuáticos, caminatas intensas a primera hora del día o juegos playeros como las palas.
El especialista advierte sobre el peligro de entrenar en las horas centrales de la jornada, cuando el riesgo de golpe de calor es más alto. “Hay que evitar los picos de calor. Entrenar a primera hora de la mañana o a última de la tarde es lo más seguro”, afirma. Un golpe de calor, recuerda, puede provocar fiebre elevada, dolor de cabeza, mareos e incluso desmayos.
La hidratación, recalca Bertó, es “lógica y básica”. Aconseja beber agua de forma regular y complementar la dieta con frutas de temporada ricas en agua y minerales, como sandía o melocotón. Por el contrario, recomienda evitar las bebidas alcohólicas o con alto contenido en cafeína, ya que favorecen la deshidratación.
En definitiva, practicar deporte en verano no solo es posible, sino también beneficioso, siempre que se ajusten los horarios, se reduzca la intensidad y se mantenga una hidratación adecuada. “Evitar las horas más calurosas no es solo una recomendación, es una necesidad”, concluye el doctor.
