La Real Sociedad ha decidido destituir a Sergio Francisco tras una primera vuelta de vaivenes: 16 puntos en 16 jornadas de Liga y un 15.º puesto para un equipo que tenía que luchar por puestos europeos. La derrota ante el Girona encendió las alarmas y la dirección deportiva decidió actuar antes del parón navideño para intentar cortar la dinámica.
La solución inmediata: Ansotegi, casa y urgencia
La primera respuesta también sale de Zubieta. Jon Ansotegi, entrenador del Sanse, será el que dirija al primer equipo de manera interina en los dos últimos partidos del año, ante el Eldense en Copa del Rey y el Levante en Liga. Mientras tanto, Imanol Agirretxe será el segundo entrenador, con el fin de acompañar el mensaje y sostener el día a día del vestuario. El club quiere llegar a enero con orden, confianza y una idea clara desde hoy.
El margen es mínimo, así que la prioridad es ordenar lo básico dentro del equipo. Ansotegi tendrá que ajustar líneas para que el bloque no se parta, afinar las vigilancias tras pérdida y recuperar la intensidad en la presión. También habrá trabajo emocional: Sergio se marcha con 18 partidos, donde solo se han conseguido seis victorias entre LaLiga y copa, y con una grada que ya empezaba a traducir la frustración en pitos y reproches. El encargo del interino se entiende una frase: competir, sumar y llegar al parón con la cabeza más limpia, para mejorar el rendimiento después en las apuestas La Liga de Betfair.
Ese parón es el gran aliado. Tras el cierre del año, la Real no volverá a jugar hasta enero y la pausa permite buscar un sustituto definitivo sin preparar un partido cada tres días. Y, sobre todo, que la plantilla vuelva a creer en sí misma.
¿Quién será el sustituto definitivo?
Así, el estreno del nuevo entrenador no llegará hasta después de Navidad, con el Atlético de Madrid como el primer gran examen el 4 de enero de 2026. De ahí que se hable de “fichaje”: la Real no quiere un bombero, necesita un técnico capaz de sumar puntos desde el primer mes sin renunciar a una identidad reconocible, compatible con la cantera y con una plantilla que necesita reactivarse. Además, el cuerpo técnico que llegue tendrá que encajar con la cultura de Zubieta y con un club poco dado a volantazos.
De ahí que, con el fin de disparar sus opciones en las apuestas fútbol, en el casting se repiten dos criterios: trabajo con jóvenes y experiencia en contextos exigentes. Por eso ha ganado fuerza el nombre de Marco Rose, valorado por su historial potenciando talento en proyectos de alta presión. También se han citado alternativas como Thiago MOtta, de propuesta moderna pero encaje más complicado por disponibilidad y competencia, y Pellegrino Matarazzo, otro extranjero pero que encaja en la idea de un entrenador pedagógico. En clave nacional también suena García Pimienta, asociado a un fútbol de iniciativa y a la mejora de futbolistas.
Hasta que llegue esa elección, Ansotegi actúa como puente: ganar tiempo, bajar el ruido y dejar una base competitiva para que el próximo entrenador empiece a construir desde el primer entrenamiento.
