Cada final de año invita al balance. Y cada año nuevo abre una puerta a proyectos, decisiones y rumbos que no se improvisan en una noche, sino que se construyen con constancia, responsabilidad y una idea clara de ciudad.
La realidad es que Pamplona cierra este año mejor de lo que lo empezó. No porque todo esté hecho —no lo está— sino porque hoy la ciudad tiene estabilidad y una hoja de ruta reconocible. Y en ese camino hay una realidad que conviene decir con claridad: desde que el Partido Socialista somos determinantes en la actividad municipal, Pamplona ha iniciado un camino de no retorno hacia el avance.
No gobernamos hoy en el Ayuntamiento, pero ya marcamos el rumbo. Incidir no es un gesto menor ni una posición cómoda: es condicionar presupuestos, desbloquear proyectos, fijar prioridades sociales y convertir las decisiones en obras, servicios y derechos tangibles. Es asumir responsabilidad cuando otros eligen el bloqueo y demostrar, con hechos, que sabemos gobernar la ciudad. Porque quien es capaz de hacer avanzar Pamplona desde la incidencia está preparado para liderarla.
Este año Pamplona ha aprobado unos presupuestos que no son neutros. Son presupuestos con incidencia en los barrios, en reforzar la convivencia, en avanzar en movilidad sostenible, cuidar al comercio, impulsar la cultura y atender a los vecinos y vecinas de Pamplona.
Frente al ruido, hemos elegido el trabajo. Frente al “no a todo”, elegimos la negociación. Frente a la nostalgia de una ciudad inmóvil, elegimos la construcción de una Pamplona que mira a diez y veinte años vista. Esa es la diferencia entre hacer oposición desde la pancarta o hacerlo desde la utilidad pública. Ese compromiso se traduce en más de 4,3 millones de euros
destinados a causas que impactan directamente en la vida cotidiana de la ciudad.
Hablamos de barrios que por fin ven mejoras en asfaltado, alumbrado, de un microbús pensado para las personas mayores y con movilidad reducida; de vivienda asequible como eje estratégico; de convivencia como política pública y no como eslogan, de Centros de Día públicos, de Escuelas Infantiles gratuitas, de apoyo a los jóvenes de nuestra ciudad.
Este año también ha demostrado algo importante: que la seguridad y la convivencia no se fortalecen con alarmismo, sino con planificación, recursos y presencia institucional. Pamplona es una ciudad segura, pero no damos la seguridad por supuesta. Por eso hemos impulsado el Plan de Seguridad Ciudadana, refuerzo de la policía comunitaria. La seguridad debe trabajarse con una mirada integral que entiende que no hay seguridad real si se abandonan los barrios o se cronifica la desigualdad.
Quienes critican que dialoguemos y acordemos con otros partidos políticos, deberían responder a una pregunta sencilla: ¿prefieren una ciudad paralizada o una ciudad que funciona? Nosotros lo tenemos claro. Elegimos que Pamplona funcione.
El nuevo año llegará con retos evidentes: vivienda, transición ecológica, movilidad, cuidados, igualdad. Pero llegará también con una certeza: Pamplona ya no está detenida. Hay proyectos en marcha, inversiones comprometidas y un rumbo definido.
No es casual que, cuando se critican inercias o se rompen discursos fáciles, lo que algunos reparten no sean propuestas, sino carbón.
Por Marina Curiel
Portavoz del PSN-PSOE en el Ayuntamiento de Pamplona/ Iruñeko Udaleko Sozialistak’ udal-taldea






