La Nueva Milla de Oro de Estepona se ha convertido en los últimos años en una de las zonas más codiciadas de la Costa del Sol, símbolo de cómo el litoral malagueño sigue ganando atractivo entre quienes buscan calidad de vida, clima y buenas comunicaciones. En este entorno privilegiado se levanta Balcón del Mediterráneo, una promoción que apuesta por un concepto de vivienda amplia, luminosa y conectada con el mar.
El proyecto, comercializado por GILMAR, reúne apartamentos de 3, 4 y 5 dormitorios con superficies que van de los 200 a los 300 metros cuadrados, todos ellos con dos plazas de garaje y trastero. Su diseño, de líneas modernas y abiertas, busca aprovechar al máximo la luz natural y las vistas al Mediterráneo, con terrazas que se integran como parte del espacio vital.
Vivir mirando al mar
El residencial cuenta con zonas comunes completas, entre ellas piscina exterior, spa con sauna, gimnasio, sala de yoga, cabina de masajes, espacios de coworking e incluso un simulador de golf. A su alrededor se concentran algunos de los campos más conocidos de la zona —Los Flamingos, El Paraíso o La Resina—, además de una oferta gastronómica y cultural en expansión.
Para Setareh Mohregi, directora del Departamento Internacional de Gilmar, proyectos como este responden a un perfil de comprador que ha evolucionado:
“El cliente internacional que llega a la Costa del Sol no busca solo una casa de vacaciones. Quiere espacio, comodidad y servicios que le permitan vivir aquí gran parte del año. Balcón del Mediterráneo refleja ese cambio en la forma de entender la vivienda.”
Aunque el comprador extranjero sigue siendo protagonista, el interés del cliente nacional se mantiene fuerte, sobre todo entre quienes buscan una segunda residencia o una inversión sólida. También se ha notado un incremento de la demanda por parte de inversores privados, atraídos por la estabilidad del mercado malagueño y la proyección de Estepona como nuevo foco residencial.
Estepona, la alternativa a Marbella
La transformación de Estepona en la última década ha sido notable. La mejora de sus infraestructuras, la recuperación del casco urbano, la creación de nuevos espacios como el complejo Laguna y su creciente vida cultural han impulsado su atractivo.
“Cada vez más clientes eligen Estepona porque ofrece equilibrio: la tranquilidad de una ciudad residencial y la oferta de servicios de un destino internacional”, señala Mohregi. “La localidad ha sabido crecer sin perder su autenticidad mediterránea.”
Según el Colegio de Registradores, más del 30% las compraventas de vivienda en Málaga corresponden a compradores extranjeros, con especial presencia de británicos, alemanes y nórdicos. En este contexto, Estepona se ha consolidado como un destino que combina calidad de vida, rentabilidad y una ubicación estratégica entre Marbella y Sotogrande.
Un mercado en plena madurez
La escasez de obra nueva de calidad en el litoral andaluz ha incrementado el valor de promociones como esta, que ofrecen grandes viviendas con vistas al mar y servicios integrales.
“Nuestro objetivo es ofrecer un producto que mantenga su valor con el tiempo”, explica Mohregi. “La diferencia está en los detalles, en la orientación, en los materiales y, sobre todo, en el compromiso de una empresa con más de cuarenta años de experiencia.”
En un mercado cada vez más selectivo, donde el comprador busca algo más que ubicación o tamaño, proyectos como Balcón del Mediterráneo marcan la pauta de hacia dónde se dirige la demanda: hacia viviendas que combinan diseño, sostenibilidad y calidad de vida, con un enfoque más consciente y duradero.