Presentación Estudio "Navarra.Jóvenes y derechos digitales" de la Fundación Hermes

En la presentación han intervenido Beatriz Escriña, subdirectora general de Fundación Hermes, Luisa Alli, directora general, e Ignacio Urquizu, de Metroscopia

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Cuando la belleza se banaliza; Dermativa reivindica la ética y la excelencia frente al low cost

En los últimos años, el mercado de la depilación láser ha vivido una expansión vertiginosa. Lo que antes era un lujo reservado a unos pocos, hoy parece...

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En los últimos años, el mercado de la depilación láser ha vivido una expansión vertiginosa. Lo que antes era un lujo reservado a unos pocos, hoy parece estar al alcance de cualquiera. Internet y las redes sociales se han inundado de anuncios que prometen “resultados definitivos” por el precio de un café. Ofertas agresivas, sesiones a 1 €, bonos infinitos, tratamientos milagrosos. Una estética del low cost que, lejos de democratizar la belleza, ha terminado por desvirtuar su esencia: el cuidado consciente, seguro y personalizado.

Sin embargo, detrás del brillo aparente de esas promociones hay un trasfondo preocupante: la banalización de la profesionalidad y la pérdida de confianza del público en tratamientos que, bien realizados, transforman la piel y la autoestima. En un contexto saturado de promesas vacías, defender la calidad no es solo un gesto ético, sino una declaración de principios.

El espejismo del “todo incluido”

En los foros de belleza y redes sociales abundan los testimonios de quienes cayeron en la trampa de la “oferta irresistible”. Centros recién abiertos, con precios simbólicos, aseguran resultados en pocas sesiones. La realidad, sin embargo, suele ser otra: aparatos obsoletos, técnicos sin formación específica, protocolos generalizados y tratamientos que, lejos de eliminar el vello, pueden causar irritaciones, quemaduras, debilitación en el vello o incluso hiperpigmentaciones.

La depilación láser es un procedimiento estético de alta precisión, no una rutina cosmética cualquiera. Requiere un diagnóstico previo, una lectura detallada del fototipo de piel, una calibración específica de energía y un seguimiento profesional. Cuando se abarata hasta el absurdo, se pierden todas esas garantías. El resultado: frustración, riesgo y una experiencia que desacredita al sector.

Tecnología y conocimiento: el binomio que marca la diferencia

No todos los láseres son iguales. Equipos de última generación como el láser TRIO con sistema de refrigeración avanzada o los dispositivos Soprano Ice Platinum, capaces de trabajar de forma segura incluso en pieles bronceadas, requieren una inversión elevada y un mantenimiento riguroso. Pero esa inversión se traduce en resultados visibles, seguros y duraderos.

En centros de referencia como Dermativa, la filosofía es clara: no se trata de competir en precio, sino en excelencia. “El láser es tecnología aplicada a la estética; no puede abordarse desde la lógica del descuento masivo”, explica Thais González, directora y especialista en estética no invasiva. Cada sesión se concibe como un tratamiento individualizado, donde la personalización, el control de parámetros y la experiencia profesional garantizan eficacia sin comprometer la salud cutánea.

El valor invisible de la profesionalidad

Una sesión de depilación láser de calidad incluye mucho más de lo que el cliente ve en la cabina. Implica una formación continua del personal, protocolos de higiene y desinfección, calibraciones previas del equipo, fichas técnicas, seguimiento post-tratamiento y revisiones periódicas. Detrás del resultado hay horas de especialización, experiencia acumulada y una infraestructura diseñada para priorizar la seguridad.

Cuando un centro ofrece precios irrisorios, inevitablemente recorta en alguno de esos aspectos: tiempo de sesión, mantenimiento del equipo o formación. Y es ahí donde el “ahorro” se convierte en riesgo. Las reacciones adversas más comunes —eritemas, foliculitis, hiperpigmentaciones— suelen tener un denominador común: tratamientos mal ejecutados.

En cambio, los centros que defienden un estándar ético —como Dermativa— entienden que la depilación láser no es una moda pasajera, sino un proceso de bienestar a largo plazo. Una piel sin vello, sí, pero también sin daños, sin miedo y sin falsas expectativas.

El coste real de la confianza

Detrás del precio justo hay un intangible esencial: la confianza. Un cliente que se siente escuchado, acompañado y seguro regresa, recomienda y construye reputación. Esa confianza se erosiona cuando el sector se contamina con prácticas comerciales irresponsables.

El fenómeno de la depilación low cost ha obligado a muchos profesionales a posicionarse: bajar precios o elevar estándares. En este nuevo paradigma, las marcas y clínicas que sobreviven son las que apuestan por la transparencia y la excelencia. Porque cuando se comunica el valor real —tecnología de vanguardia, supervisión profesional, protocolos seguros—, el precio deja de ser un obstáculo y se convierte en garantía.

Más allá del marketing: la ética del cuidado

En un contexto donde las redes sociales han transformado la percepción del cuerpo y la belleza, la depilación láser se ha vuelto casi un rito de paso. Pero en esa carrera por la piel perfecta, es necesario recuperar el sentido original de la estética: el cuidado que honra el cuerpo, no que lo maltrata.

El low cost masivo convierte lo que debería ser un proceso de salud estética en una transacción vacía. No se trata de elitismo, sino de responsabilidad. La belleza no debería medirse en euros, sino en bienestar.

Palma de Mallorca: un referente en estética responsable

Palma vive una auténtica revolución estética. Centros especializados, nuevos protocolos y una comunidad cada vez más informada están redefiniendo el estándar de belleza mediterránea. En este contexto, Dermativa, liderado por Thais González, se posiciona como un espacio donde la innovación tecnológica se equilibra con la ética profesional.

Su propuesta es clara: ofrecer depilación láser de alta precisión, sin promesas exageradas ni precios irreales. Cada piel recibe un estudio individualizado; cada sesión, una atención experta. La filosofía es simple, pero poderosa: no se trata de eliminar vello, sino de revelar la mejor versión de la piel.

En estética, también, lo barato siempre sale caro

La depilación láser es un tratamiento que transforma, pero solo cuando se realiza con conocimiento, tecnología y respeto por la piel. Las ofertas a 1 € pueden ser tentadoras, pero detrás de ese precio hay una pérdida más profunda: la del valor de la confianza, la profesionalidad y la experiencia.

Reivindicar la calidad no es un acto comercial, sino una forma de cuidar la salud y la belleza con responsabilidad. Porque, al final, la verdadera exclusividad no está en el precio, sino en los resultados visibles y seguros que solo una práctica ética puede ofrecer.

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