En un mundo cada vez más acelerado, el sueño se ha convertido en una de las primeras víctimas del estilo de vida moderno. España, un país conocido por su cultura nocturna y sus cenas tardías, no escapa a esta realidad. Pero, ¿cómo duermen realmente los españoles? ¿Se descansa lo suficiente o se acumula una deuda de sueño que afecta a nuestra salud?
Dormimos menos de lo recomendado
Los expertos en salud recomiendan entre 7 y 9 horas de sueño para los adultos. Sin embargo, diversos estudios muestran que los españoles duermen, de media, entre 6 y 7 horas diarias. Este déficit puede parecer pequeño, pero sus efectos se acumulan con el tiempo, afectando tanto a la salud física como mental.
Uno de los factores clave es el horario y las jornadas laborales. Mientras que en países como Alemania o Reino Unido la jornada laboral termina alrededor de las 17:00 o 18:00 horas, en España es común que se alargue hasta las 19:00 o incluso 20:00 horas. Esto retrasa todas las actividades diarias: la cena, el ocio y, por supuesto, la hora de acostarse. Como resultado, muchos españoles no se duermen hasta la medianoche o más tarde, incluso cuando deben madrugar al día siguiente.
Las pantallas: el enemigo silencioso del descanso
Otro factor que está influyendo en los hábitos de sueño es la omnipresencia de las pantallas. El uso de teléfonos móviles, tabletas y televisores antes de dormir se ha convertido en una rutina para muchos, sin ser conscientes de que la luz azul de estos dispositivos interfiere en la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño.
Además, el contenido que se suele consumir antes de dormir también juega un papel clave. Redes sociales, noticias de última hora o series adictivas pueden generar una hiperactivación mental que dificulta la relajación necesaria para conciliar el sueño.
Consecuencias: más allá del cansancio
No dormir lo suficiente no solo se traduce en fatiga diurna. La privación de sueño tiene un impacto directo en la concentración, la memoria y la regulación emocional. Diversos estudios han demostrado que la falta de descanso aumenta el riesgo de ansiedad y depresión, afecta la toma de decisiones y reduce el rendimiento cognitivo. A nivel físico, la falta de sueño se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y una respuesta inmune debilitada. Es un problema de salud pública que, sin embargo, sigue sin recibir la atención que merece.
¿Cómo mejorar la higiene del sueño?
Para mejorar la calidad del sueño, algunos expertos, como Paula Tirso, CEO de Paula Tirso Psicología, recomiendan:
Mantener un horario regular de sueño, incluso los fines de semana.
Evitar las pantallas al menos una hora antes de dormir.
Crear un ambiente adecuado para el descanso: oscuridad, silencio y temperatura agradable.
Reducir el consumo de cafeína y otros estimulantes en la tarde.
Fomentar la relajación antes de acostarse con actividades como la lectura o la meditación.
La visión de los expertos
Para conocer más a fondo cómo la falta de sueño está afectando la salud mental y cognitiva de los españoles, hemos contactado con Paula Tirso, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga y con un amplio conocimiento en trastornos del sueño. En su clínica, atiende a pacientes que sufren insomnio, fatiga crónica y dificultades cognitivas relacionadas con el descanso insuficiente.
"Cada vez más personas llegan a consulta con síntomas de ansiedad y dificultad para concentrarse, sin darse cuenta de que la raíz del problema está en su descanso. La privación de sueño altera el equilibrio emocional y puede generar problemas a largo plazo si no se trata adecuadamente", explica Paula Tirso.
En una sociedad donde la productividad y la inmediatez parecen primar sobre el bienestar, el sueño sigue siendo un aspecto infravalorado de la salud. Sin embargo, descansar bien no es un capricho, sino una necesidad biológica fundamental para el equilibrio físico, mental y emocional. Los hábitos de sueño de los españoles reflejan una tendencia preocupante hacia el descanso insuficiente, lo que puede tener consecuencias a largo plazo en la calidad de vida. Es hora de tomar conciencia y dar al sueño la importancia que merece, incorporando pequeños cambios que, con el tiempo, pueden marcar una gran diferencia.
Cuidar el descanso no solo mejora la energía y la concentración, sino que también es una de las estrategias más efectivas para prevenir trastornos emocionales, mejorar la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmune. Como bien dicen los expertos, dormir bien no es perder tiempo, sino invertir en bienestar.