El Hospital Reina Sofía de Tudela ha acogido esta tarde la celebración del Año Jubilar de la Esperanza con una procesión que ha transcurrido desde la puerta hasta el salón de actos del centro sanitario y, a continuación, una Eucaristía celebrada por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Florencio Roselló Avellanas, que ha estado acompañado por el obispo de Tarazona, Vicente Rebollo Mozos; el vicario general, Miguel Larrambebere Zabala; el vicario episcopal de la Ribera, Sergio Álava Torreguitart; el capellán del Hospital Reina Sofía, Javier Martínez Lavilla; y una docena de sacerdotes de la Ribera.
Un centenar de personas -entre ingresados o enfermos del hospital, familiares, profesionales sanitarios y otros fieles que se han sumado a la celebración- han participado en la misa en las que el arzobispo ha afirmado que “visitar este hospital, es abrazar vuestra enfermedad, es acoger el dolor, es luchar por la salud con cada uno de los enfermos. Visitar esta casa es reconocer vuestra lucha, vuestros esfuerzos, también vuestra ofrenda del dolor por causas justas y nobles”.
Monseñor Florencio Roselló ha señalado que “muchos de vosotros sois ejemplo de serenidad, de templanza, de aceptación de la voluntad de Dios en vuestras vidas”. Y, en ese sentido, el arzobispo ha recordado que “esperanza es la palabra que debe de resonar en este hospital, en esta casa. La esperanza en Dios ni defrauda ni engaña. Esta esperanza no es vacía, no es una ilusión ni un sueño. Es una esperanza basada en el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”.
Lugar jubilar
Además de las catedrales de Pamplona y de Tudela, el Hospital Reina Sofía es uno de los cuatro lugares jubilares de Navarra en los que se puede obtener el Jubileo. Los otros tres son el Centro Penitenciario de Pamplona, el centro Padre Menni, en Elizondo, y la Casa de Misericordia de Pamplona.
El arzobispo ha reiterado en varias ocasiones algunas indicaciones para ganar el jubileo en estos los cuatro lugares de dolor: “Es importante que nuestra visita y acompañamiento sea a una persona que no reciba mucha atención o visitas. Antes de acudir es importante hacer una preparación espiritual, una oración previa, poniendo en el centro de mi oración a esa persona, pero siendo consciente que en ella voy a visitar al mismo Cristo, enfermo, solo, anciano o preso. Al terminar la visita, y en los días posteriores, cumpliré con los preceptos necesarios para ganar el jubileo: oración por las intenciones del Papa; sacramento de la penitencia, eucaristía y comunión”.