Con más de 40 horas de diálogo, reflexión y propuestas a sus espaldas, la Asamblea Ciudadana del Cambio Climático de Navarra ha cerrado este fin de semana su novena y última sesión deliberativa, en un proceso inédito de participación ciudadana que culminará este otoño con la presentación de un dictamen definitivo ante el Parlamento foral.
Este foro ciudadano, formado por 29 personas elegidas al azar para representar la diversidad social y territorial de Navarra, ha trabajado desde febrero en un proceso estructurado que ha contado con el respaldo de un equipo técnico, 11 expertos permanentes y 38 ponentes que han aportado conocimiento riguroso sobre la crisis climática.
Bajo la pregunta clave “¿Qué debemos hacer en Navarra ante el cambio climático de manera efectiva y socialmente justa?”, la Asamblea ha debatido más de 30 temas distribuidos en ocho áreas temáticas, produciendo un total de 255 propuestas que serán sistematizadas y priorizadas en los próximos meses para su traslado formal a las instituciones.
En la apertura de esta última sesión, la directora general de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, Ana Bretaña, y el director de la Oficina de Cambio Climático, Fernando Señas, agradecieron la implicación de los participantes y subrayaron el valor de este ejercicio de democracia deliberativa. Bretaña elogió la ambición y profundidad de las ideas recogidas: “Esta Asamblea ha demostrado que el cambio climático, lejos de ser solo una amenaza, es también una oportunidad para transformar nuestro modelo productivo y social”, declaró.
Agricultura, energía y movilidad: las áreas con más propuestas
Entre las propuestas más destacadas se encuentran las relacionadas con el modelo agroalimentario, la temática que más debate ha suscitado. El foro plantea medidas como la regulación del uso de tierras agrícolas, la creación de bancos de tierras para cultivos de autoconsumo, la promoción de la agricultura regenerativa, la reducción del uso de fitosanitarios y una mayor trazabilidad de los alimentos.
En el ámbito energético, la ciudadanía propone, entre otras, la cesión voluntaria de cubiertas para instalaciones fotovoltaicas y el impulso de comunidades energéticas locales. En cuanto a la movilidad, se apuesta por el transporte colectivo, el uso compartido de vehículos y la mejora de la conexión entre entornos rurales y urbanos.
También han emergido iniciativas innovadoras en áreas como la economía circular —con propuestas sobre reutilización de materiales y subproductos— o la cohesión territorial, donde se reclama una dotación suficiente de servicios en pueblos pequeños y el aprovechamiento de edificios vacíos para actividades comunitarias adaptadas al contexto climático.
Últimos debates: incendios, inundaciones y resiliencia local
La sesión final ha abordado dos fenómenos extremos que ya afectan de forma directa a Navarra: las inundaciones y los incendios forestales. Los ciudadanos han planteado respuestas como sistemas de alerta temprana, intervenciones preventivas en cauces fluviales y pastizales, y estrategias de adaptación local que refuercen la resiliencia frente al empeoramiento de estos eventos, agravados por la emergencia climática.
La Asamblea Ciudadana, recogida como instrumento de participación en la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética, constituye el primer proceso deliberativo de estas características impulsado en la Comunidad Foral. Su desarrollo ha sido coordinado por la Oficina de Cambio Climático, creada a inicios de legislatura como unidad especializada en políticas de sostenibilidad y transición ecológica.
La selección de los participantes se realizó por sorteo entre 560 personas que se ofrecieron voluntariamente a través del portal Participa Navarra, aplicando criterios de representación territorial, edad, género, formación y origen, para garantizar un muestreo socialmente representativo.
Ahora, el trabajo continuará durante el verano con la elaboración del dictamen final que será entregado en otoño al Gobierno y al Parlamento de Navarra. Un documento que, según se espera, servirá de hoja de ruta ciudadana en la lucha contra el cambio climático, con medidas concretas, viables y con vocación de transformación profunda.
