Pedro Sánchez encara este miércoles, 9 de julio, una de las comparecencias más decisivas de su mandato en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno llega al hemiciclo en medio de una fuerte presión política, tras los recientes escándalos de corrupción que han salpicado al PSOE y que han puesto en entredicho la estabilidad de la legislatura.
La expectación es máxima, ya que Sánchez tiene previsto anunciar un paquete de medidas anticorrupción con el que pretende marcar distancias respecto a los casos que han afectado a su partido y, al mismo tiempo, recuperar la confianza tanto de la ciudadanía como de sus socios parlamentarios.
La jornada se presenta especialmente tensa, con la oposición del Partido Popular preparada para exigir explicaciones contundentes y con los socios de investidura, como Sumar, ERC o PNV, a la espera de comprobar si las propuestas del presidente son lo suficientemente ambiciosas como para sostener el apoyo al Ejecutivo.
Coalición Canaria, por su parte, ya ha advertido que reclamará una cuestión de confianza, lo que añade aún más presión a la cita. El propio Sánchez es consciente de que se juega buena parte de su capital político y la continuidad de su Gobierno, en un contexto en el que la credibilidad y la transparencia se han convertido en exigencias ineludibles.
A lo largo del día, el presidente también informará sobre las últimas cumbres internacionales en las que ha participado, aunque el foco estará sin duda en su respuesta a la crisis interna y en la contundencia de las medidas que anuncie.
El ambiente en el Congreso se prevé eléctrico, con un debate de alto voltaje en el que cada gesto y cada palabra de Sánchez serán analizados al detalle. La sesión de este miércoles podría convertirse en un punto de inflexión para la legislatura, marcando el futuro inmediato del Gobierno y el rumbo político de los próximos meses.