Un grupo internacional de investigadores, entre ellos científicos de la Universidad de Navarra, ha descubierto un mecanismo inédito mediante el cual la bacteria Brucella abortus, causante de la brucelosis, logra engañar al sistema inmunológico humano. El hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, podría explicar por qué esta enfermedad infecciosa se vuelve crónica en muchas personas.
Según el estudio, la bacteria se esconde en el epiplón (omento), una capa de grasa que recubre los órganos del abdomen y que ha sido poco estudiada hasta ahora. Este tejido actúa como un «refugio» donde Brucella pasa desapercibida para las defensas del cuerpo.
«Hemos descubierto que la bacteria no solo se esconde, sino que además manipula el entorno del epiplón para evitar que el cuerpo la detecte y la ataque», explica la Dra. Raquel Conde-Álvarez, investigadora de la Universidad de Navarra y una de las autoras del estudio.
Durante los experimentos en modelos animales, los científicos comprobaron que la bacteria infecta a células defensivas como los macrófagos y los neutrófilos. En lugar de eliminarlas, la bacteria consigue que un tipo especial de neutrófilos produzca una molécula llamada IL-1RA, que actúa como un freno del sistema inmunológico. Esta molécula debilita la acción de células T, esenciales para combatir infecciones persistentes.
El mismo fenómeno se observó en pacientes humanos con brucelosis, que presentaban niveles elevados de IL-1RA en sangre, lo que confirma que el mecanismo también ocurre en personas. «Esto nos da pistas muy importantes para entender por qué algunas personas no logran curarse completamente de la brucelosis», añade Conde-Álvarez. «También abre la puerta a buscar tratamientos que activen mejor las defensas naturales del cuerpo».
La brucelosis sigue siendo una enfermedad común en varias regiones del mundo, especialmente en aquellas con controles sanitarios limitados sobre el ganado. El avance podría tener un impacto significativo en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.