El eco mediático del inminente divorcio entre Pablo Echenique, conocido dirigente de Podemos, y su ya exmujer María Nelo, ha traído consigo una valentía inusual para las confesiones públicas sobre la intimidad en pareja. Ha sido precisamente en The Objective donde Nelo —por segunda vez y sin filtros— ha relatado los matices de la ruptura, una historia que podría servir de espejo para muchas otras parejas que atraviesan procesos semejantes.
Más allá del tratamiento tradicional que otros medios han dado a la noticia, enfocados en el revuelo político o en los aspectos más morbosos, lo verdaderamente singular de este caso es el discurso honesto y emancipador de Nelo. Ella reconoce que «lo de divorciarme lo llevaba pensando un año», pero que postergó la decisión debido a dudas personales y problemas psicológicos, hasta que entendió que su deseo era genuino. Lo que para muchos sería fuente de vergüenza, Nelo lo expone con tranquilidad, reivindicando la necesidad de desdramatizar las rupturas y acabar con el estigma social que las rodea.
Lejos del tópico de la escandalosa ruptura, lo que emerge es la imagen de una mujer que asegura sentirse liberada, con «ganas de vivir la vida en todos los sentidos» y con la determinación de poner el foco en sí misma tras años dedicados, según admite, a cuidar de su pareja: «lo puse en primer plano a él y yo me quedé en un segundo lugar». Eso sí, la relación con Echenique, cuenta, se transforma ahora en una amistad madura y respetuosa. Incluso comparten todavía preocupaciones y abogados, y hasta se reparten el afecto de sus perros, una estampa menos habitual en los titulares tradicionales.
Pero si algo diferencia esta historia es la honestidad al tratar la parte más privada: la sexualidad. «En la cama era fantástico, ese no era el problema», confiesa Nelo sin tapujos en su entrevista, subrayando que la falta de pasión no fue el detonante, sino la evolución propia de una relación prolongada y las complejidades de la vida junto a un político extremadamente entregado. La discapacidad de Echenique, lejos de ser un tabú, es abordada de frente como un reto y un factor que pesó en la decisión, pero nunca desde la amargura o el resentimiento.
Quizá uno de los mensajes más relevantes que emerge de su testimonio, y que se escapa en la cobertura más superficial de otros medios, es el llamado a afrontar el divorcio como una etapa natural de la vida, no como un fracaso: «Lo que empieza puede acabar, y no por ello se acaba el mundo», sentencia Nelo, que hoy, tras superar el miedo y la culpa, se ve a sí misma como alguien mucho más libre.
No es común ver este nivel de franqueza y ausencia de victimismo en la gestión pública de una separación. Esta historia, contada desde la propia voz de la protagonista a The Objective, desmonta los clichés y pone sobre la mesa el valor de vivir y despedirse en plenitud, incluso (y sobre todo) cuando la vida sentimental se reinventa.