La desaparición de Jesús Berjón fue comunicada por su familia el martes por la mañana, al no conseguir contactar con él tras iniciar una excursión en el Pico Gilbo. De inmediato se activó un profundo operativo dirigido por la Guardia Civil, con agentes de los Grupos de Rescate Especial en Montaña (GREIM) de Sabero y Cangas de Onís, apoyados por dron y helicóptero, así como efectivos del Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León.
El vehículo del médico fue hallado en el aparcamiento al inicio de la ruta, pero no hubo señales suyas hasta la tarde del miércoles, cuando los equipos de rescate localizaron su cuerpo sin vida en las inmediaciones de la cima, presumiblemente tras haberse despeñado unos diez metros ladera abajo. El cuerpo fue extraído y trasladado a la localidad de Riaño, según ha informado la Guardia Civil.
Jesús Berjón, natural de Boñar (León), residía en Navarra desde hacía cuarenta años. Formó parte fundamental del crecimiento de la sanidad navarra, donde se consolidó como referente en cardiología y fue pieza clave en la creación de la Facultad de Medicina de la Universidad Pública de Navarra, una de sus luchas profesionales más recordadas. Destacado por su compromiso con la sanidad pública y la promoción de la salud cardiovascular, dejó huella tanto en el ámbito asistencial como docente.
Casado, padre de cinco hijos —dos de ellos fallecidos prematuramente— y abuelo de su queridísimo David, era una persona muy apreciada por sus colegas, pacientes y amigos, por su entrega, cercanía y solidaridad. Su familia lo recuerda como soporte emocional y “muy positivo”, amante de la montaña y el esquí, que colaboró en varios proyectos solidarios en Guatemala y con comunidades saharauis, y que en su jubilación estudiaba euskera e inglés en la Escuela de Idiomas de Pamplona.