El proyecto ‘Basoa’ ha sido seleccionado para la urbanización de la plaza de Santa Ana, destacando por su enfoque en sostenibilidad y biodiversidad. Firmada por Jokiñe Crespo Garbisu, Laura Hernández Soto, Ignacio Cordero Fort, OM Arq SLP, Santiago Virto Calleja y Naven, esta propuesta busca contrarrestar el efecto isla de calor en un barrio urbanizado y con alta presión demográfica. La propuesta es parte de un modelo de regeneración urbana que también reivindica la memoria y la identidad local.
Urbanismo sostenible y participativo
‘Basoa’ es un diseño largamente esperado que se enmarca dentro del concepto de ‘manzana piloto’, un término de los años 80 que guía el urbanismo en la ciudad consolidada. Este proyecto es un espacio flexible y sensorial, diseñado para evolucionar con la comunidad. Desde el inicio, ha sido un proceso de urbanismo participado, donde diferentes agentes han colaborado con el Ayuntamiento durante un año. De las tres propuestas finalistas, ‘Basoa’ obtuvo la mayor puntuación en la integración de aportaciones vecinales.
Infraestructuras verdes y azules, e historia
El diseño de ‘Basoa’ refuerza los principios de accesibilidad, inclusividad y riqueza sensorial. Se consolida como un pequeño bosque urbano accesible para todas las edades y capacidades. Las peticiones vecinales se centran en el espacio cubierto, la pavimentación y los cierres perimetrales. Se incluye la reubicación de arbolado para optimizar el confort climático, incrementando la biodiversidad con arbustivas aromáticas o con fruto. La consolidación de la zona de huerto urbano es fundamental en este diseño.
Participación ciudadana en el ciclo del agua
La participación ciudadana ha sido clave en el diseño del ciclo del agua. Se busca implementar un pavimento continuo, filtrante y ecológico que funcione como itinerario peatonal accesible. La propuesta incluye la recuperación parcial de la antigua noria de sangre, un elemento hidráulico de interés etnológico. También se contempla la reintegración de tumbas visigodas con fines de exposición e interpretación, enriqueciendo el valor histórico del lugar.
Usos ciudadanos del espacio
La geometría es la base del diseño, con zonas circulares de actividades. Las aportaciones ciudadanas modifican algunas superficies para mejorar la funcionalidad, ampliando la zona cubierta de gran altura para no interferir con eventos en el espacio central. El espacio central se agranda a 490 m2, incorporando lomas verdes naturales que funcionan como graderío o mirador. Además, se prevé una tarima circular en torno al espacio hortícola y una zona de compostaje.
En cuanto al mobiliario, se incrementará el número de bancos con respaldo ergonómico y luces led. Se valora incluir elementos móviles como hamacas y se instalarán fuentes de agua potable en todas las zonas. La propuesta amplía la zona de juegos infantiles e incluye elementos de ejercicio al aire libre. También se implementa un aseo accesible con urinarios en el recinto cerrado de Santa Ana.
Seguridad y accesibilidad en los accesos
Finalmente, en los accesos a la plaza se incorporan cierres seguros y estéticos compatibles con horarios diferenciados verano/invierno, controlando los accesos para preservar el descanso vecinal. Se diseñarán límites que impidan el paso a través de las vallas de acero, mejorando la seguridad del entorno. La participación ciudadana continuará siendo clave mediante talleres y consultas con colectivos del entorno, asegurando que el espacio evolucione de acuerdo con las necesidades de la comunidad.