Cada vez somos más conscientes de la necesidad de preservar el comercio de cercanía en Pamplona. También de los establecimientos farmacéuticos, que hacen una labor insustituible orientando, y dispensando recetas a los pacientes.
Es el caso de Yanguas 24H, que desde hace más de seis décadas no solo alivia síntomas, sino que acompaña vidas enteras. En el centro de Pamplona, en frente de la nueva estación de autobuses (y al lado de la antigua), justo donde la rutina y la urgencia se cruzan, este establecimiento se ha convertido en un refugio abierto a cualquier hora, cualquier día, para todas las personas.
Desde 1962, cuando abrió sus puertas por primera vez, este establecimiento ha ido creciendo al mismo ritmo que la ciudad. Lo hizo sin estridencias, con la calma con la que se curan las heridas que requieren paciencia y confianza. De un pequeño mostrador pasó a ser un espacio de 400 metros cuadrados donde conviven la innovación, la escucha y la calidez humana. Pero si algo permanece inalterable es su razón de ser: estar siempre, pase lo que pase.
Alberto Marfil, el espíritu detrás del mostrador
En el centro de esta historia está Alberto Marfil, farmacéutico, químico y, como muchos que acuden a él confirman un “alquimista” de la salud cotidiana. Su labor va más allá de la dispensación: entiende el bienestar como un viaje integral, en el que pesan tanto lo que comemos como lo que pensamos y cómo descansamos. Marfil escucha más de lo que habla, y en esa capacidad de atender, de verdad, a quien llega a este establecimiento está quizá el secreto de su éxito.
De ese espíritu nacieron las ya célebres charlas ciudadanas que celebran todos los martes a las 18:00. No se trata ni mucho menos de conferencias académicas sino de encuentros cercanos donde se habla de temas que interesan, desde una optica de educación sanitaria como la vitamina D, de Omega 3, de descanso y de tantos otros pequeños gestos que influyen en nuestra salud diaria. Para muchos vecinos de Pamplona, estas reuniones ya no son apuntes en la agenda, sino comunidades de aprendizaje compartido, rituales semanales de cuidado.
Mucho más que un servicio 24 horas
Las personas que entran en este establecimiento nunca encuentran solo medicamentos. En Yanguas 24 horas conviven disciplinas tan variadas como la dermo-cosmética, la nutrición, la ortopedia, la audiología o las analíticas rápidas. Pero lo que más se respira no son productos, sino cercanía. Cada mostrador se convierte en un confesionario improvisado; cada consejo, en un gesto de complicidad.
Compromiso con la ciudad
Este popular establecimiento no vive de espaldas a las necesidades sociales de Pamplona. Su implicación en proyectos solidarios ha sido constante: colaboraciones con asociaciones como SARAY o ANADI, campañas de concienciación y un esfuerzo por poner la salud —en su sentido más amplio— en el centro del debate ciudadano. Durante la reciente DANA que golpeó a Valencia, este establecimiento fue también punto de encuentro y de solidaridad, con cajas repletas de ayuda que se multiplicaban más rápido que los propios inventarios.
Siempre ahí
Por todo ello, Yanguas 24 horas no se define solo porque nunca cierra. Se define porque nunca falla. Porque en cada turno de madrugada y en cada charla de martes late la misma convicción: la de que cuidarse no es únicamente prevenir o curar, sino también sentirse acompañado.
En un mundo que corre demasiado, este establecimiento ofrece algo que escasea: tiempo, escucha y compromiso. Y quizás por eso, cuando en Pamplona alguien necesita salud, consuelo o simplemente saber que hay una puerta abierta, sabe que en la calle Yanguas y Miranda hay una luz encendida. Siempre.