Pamplona está a punto de recuperar uno de los capítulos más entrañables y menos conocidos de su memoria navideña: el primer belén social de la ciudad, un conjunto histórico que permanecía oculto desde hace décadas en las antiguas Escuelas de San Francisco y que ahora será restaurado por la Asociación de Belenistas de Pamplona.
Lo que hoy identificamos como el acto de encendido navideño del Ayuntamiento tuvo, a mediados del siglo XX, un precursor directo. En los primeros años de la década de 1950, el entonces Patronato de la Fiesta de Reyes inauguraba en las Escuelas de San Francisco un belén monumental dirigido por los hermanos Cía, tal y como recogía la Hoja del Lunesen diciembre de 1950. Aquella iniciativa marcó el inicio de una etapa dorada para el belenismo pamplonés y sembró el germen de la actual tradición asociativa.
Fue precisamente el ambiente generado en torno a ese nacimiento lo que llevó, en 1953, a un grupo de aficionados a fundar la Asociación de Belenistas de Pamplona. En su primera Junta Directiva figuraban José Luis Cía y Juan Mari Cía, quienes contribuyeron a mantener vivo el montaje del belén social durante años.
Parte del grupo fundador aparece en una fotografía de época: de pie, de izquierda a derecha, José Luis Cía, Alberto Huici, Eliso Ijalba (vicepresidente), José Castells, Ángel M.ª Pueyo (presidente y teniente de alcalde), Martín Urrutia, Martín Larrayoz (asesor religioso), José Lucea Urrizola y Santiago Altamira; y, de rodillas, Gerardo Lecea, Manuel Goñi, Jaime Sagües, Manuel M.ª Castells (secretario) y Juan M.ª Cía.
Un belén que marcó a generaciones
El conjunto llegó a instalarse tanto en la entrada de las escuelas como, posteriormente, en la propia plaza San Francisco, convirtiéndose en un símbolo navideño para generaciones de pamploneses. La prensa documenta su presencia, al menos, hasta 1962. Muchas de aquellas figuras —las primeras que adquirió la Asociación— fueron compradas en la década de 1950 y procedían de Olot (Girona), entonces uno de los grandes centros de producción belenista de España, famoso por sus rostros expresivos, policromías delicadas y posturas naturalistas.
Una fotografía cedida por el socio José Mari Redín muestra ese primer belén social en 1968, cuando él tenía cuatro años y medio, y en la que aún se reconocen varias de las piezas históricas.
Una investigación que rescató la memoria
En 2020, la Asociación de Belenistas emprendió un proyecto de investigación sobre belenes históricos y populares dentro del patrimonio cultural inmaterial de Navarra. El trabajo, liderado por Aitor Ortiz de Felipe, puso el foco tanto en la memoria oral como en los bienes materiales que conforman estas tradiciones.
Fue así como descubrieron que, décadas después, las figuras del desaparecido belén social seguían almacenadas en las instalaciones de la Escuela San Francisco, aunque en desigual estado de conservación. En 2023 pudieron catalogarlas de manera sistemática, confirmando su valor histórico y la urgente necesidad de intervenir para frenar su deterioro.
Gracias a la colaboración de la dirección y el personal de la Escuela San Francisco, el estudio permitió reconstruir la historia del belén y documentar la procedencia de cada pieza. Tras solicitar formalmente la retirada del conjunto para su restauración, la Asociación ha recibido ya la autorización del Ayuntamiento de Pamplona y procederá a trasladar las figuras próximamente.
Un tesoro belenista con destino futuro
La recuperación de estas piezas constituye un hito para el proyecto de investigación. La Asociación de Belenistas trabaja ahora con la intención de construir una instalación conmemorativa del primer belén social de Pamplona que incluya las figuras restauradas. La propuesta apunta a que pueda verse en la exposición de Baluarte, previsiblemente en las Navidades de 2026-27.
Cada figura recuperada es un testimonio de creatividad popular y del arraigo emocional que el belenismo ha tenido en Pamplona a lo largo del siglo XX. Con su restauración, la ciudad recupera no solo un conjunto artístico, sino un fragmento esencial de su historia colectiva: una tradición que unió a vecinos, instituciones y artesanos, y que vuelve ahora a iluminar el espíritu navideño de la capital navarra.


