Las barreras que siguen dificultando el camino de las víctimas de violencia machista han centrado este viernes la VIII Jornada sobre Violencia contra las Mujeres organizada por la Delegación del Gobierno en Navarra. La cita, celebrada en Civican y enmarcada en los actos del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ha puesto el foco en la necesidad de escuchar, comprender y acompañar a quienes sufren esta violencia.
«Dando voz a las víctimas»
La delegada del Gobierno en Navarra, Alicia Echeverría, ha inaugurado el encuentro subrayando la importancia de «poner el foco en las víctimas» desde la escucha activa. Ha insistido en que muchas mujeres no denuncian por miedo, culpa, vergüenza, falta de apoyos o dependencia económica, factores que a menudo generan incomprensión en su entorno. «Tenemos que ser particularmente sensibles y tender la mano siempre que sea posible, sin juzgar ni presionar, con la voluntad de entender y ayudar», ha afirmado.
Echeverría ha recordado, además, la importancia de que las víctimas conozcan los recursos disponibles: desde el 016 hasta los servicios sociales, casas de acogida, asesoría jurídica gratuita, servicios sanitarios y protección de menores. Todos ellos, ha señalado, deben ser espacios seguros y confiables.
Barreras invisibles, violencias naturalizadas
La primera ponencia ha sido la de Teresa Muñoz, doctora en Derecho y responsable jurídica del Servicio de Información y Asesoramiento a Mujer, Familia y CEAS de la Diputación de Burgos. Muñoz ha reclamado empatía hacia quienes sí dan el paso de denunciar, recordando que sigue siendo un porcentaje reducido. Ha advertido del riesgo de la «banalización» de la violencia de género cuando no se profundiza en los casos ni en la educación.
La psicóloga y psicoterapeuta Victoria Compañ ha centrado su intervención en la importancia de una atención psicológica con perspectiva de género. Ha explicado que la violencia «está tan naturalizada» que muchas veces cuesta identificarla, también en el ámbito clínico. «Si no sabemos que estamos ante una víctima de violencia de género, podemos sentir rechazo y acabar culpabilizándola», ha advertido. En cuanto al agresor, ha remarcado que «un hombre que maltrata siempre se siente víctima y nunca responsable».
Supervivientes de trata y prostitución: procesos largos y dolorosos
Una de las mesas más emotivas ha sido la dedicada a las mujeres supervivientes de trata y prostitución, con la participación de Alicia Giménez, Joy Ogbeide y Lydia Osifo, de Acción contra la Trata. Han insistido en la importancia de la prevención y en poner el foco en puteros y proxenetas, «quienes producen daños muy difíciles de reparar». También han señalado obstáculos comunes para estas mujeres, como acceder a documentación o vivienda. «Los procesos de restablecimiento no son de un día para otro, son dolorosos y largos», ha subrayado Giménez.
La fuerza de la comunidad
La psicóloga clínica especializada en trauma, Vanessa Koppmann, y la coordinadora en Navarra de AMILIPS, Magdalena Hernández, han destacado el papel de las promotoras comunitarias migrantes frente a la violencia machista. Han defendido que la recuperación comienza «en la relación con otras personas, en el paso del silencio a la palabra» y han puesto en valor el impacto transformador de que una mujer pueda ayudar a otra desde su propia experiencia. «Caminamos hacia comunidades que no solo reconocen la violencia, sino que crean las condiciones para salir de ella», han concluido.
Testimonio final
La jornada ha cerrado con la intervención de Emma Larreta, formadora en género y discapacidad, quien ha compartido su historia como superviviente de violencia de género, dando un broche personal y contundente a una edición centrada, más que nunca, en escuchar y reconocer las voces de las víctimas.


