El Benito Villamarín fue testigo de una batalla de ambición y resistencia en la que Osasuna, lejos de conformarse con el papel de invitado, plantó cara a un Betis algo exhausto tras su gesta europea y arrancó un empate (1-1) que sabe a premio y mantiene vivo el sueño del regreso a Europa para los rojillos.
Los de Vicente Moreno comparecieron en Sevilla con la lección aprendida tras el tropiezo en Villarreal. Desde el pitido inicial, Osasuna mostró una versión sólida, bien plantada en defensa y con la ambición suficiente para buscar la portería rival. La primera mitad fue rojilla en actitud e intenciones, aunque las ocasiones claras escasearon. Bryan Zaragoza, muy activo en su regreso aunque excesivamente individidualista, rozó el gol antes del descanso, pero el guardameta Adrián evitó el tanto con una gran intervención.
Tras el descanso, la entrada de Isco y Antony revitalizó al cuadro andaluz que se adelantó en el 63' gracias a un cabezazo de Cucho Hernández a centro del malagueño. Pero Osasuna, con todo no se descompuso. Apenas once minutos después, Jesús Areso sirvió un centro medido desde la derecha y Ante Budimir, infalible en su cita con el gol, firmó el empate con un remate bajo que silenció el Villamarín.
Lejos de conformarse, Osasuna buscó el triunfo. Raúl García que sustituyó en el tramo final a Budimir que se marchó algo enfadado al banquillo (estaban siendo sus mejores minutos) rozó la gloria con un cabezazo a la cruceta y otra ocasión que se marchó fuera por poco. El equipo navarro, que no puntuaba en el Villamarín desde 2014, rompió la mala racha y se mantiene a dos puntos de la octava plaza, con la Conference League aún en el horizonte.
El empate deja a Osasuna undécimo, pero con la moral alta y la sensación de que, jugando así, Europa sigue siendo posible. Ahora dos partidos seguidos en El Sadar donde los rojillos tendrán que seguir demostrando que aspiran al sueño europeo.
