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El proyecto ‘Fronteras de Hormigón’ recupera una treintena de búnkeres franquistas en el Pirineo Navarro, con la participación de 350 jóvenes

El papel crucial de la juventud en la recuperación de la memoria histórica

La vicepresidenta Ollo, junto con director del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón, y los jóvenes participantes en el proyecto

La vicepresidenta Ollo, junto con director del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón, y los jóvenes participantes en el proyecto

La vicepresidenta Ollo, durante la visita

Jóvenes en la entrada al búnker

Joven trabajando en el interior del búnker

  • En el búnker de Otsondo, visitado hoy por la vicepresidenta Ollo, trabajan 25 jóvenes de distintas autonomías

La vicepresidenta Ana Ollo, junto con el director del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón, ha visitado este jueves uno de los campos de voluntariado del proyecto 'Fronteras de Hormigón' en Otsondo. Esta iniciativa, cofinanciada por el Instituto Navarro de la Memoria y el Instituto Navarro de la Juventud, ha logrado recuperar una treintena de búnkeres franquistas en el Pirineo Navarro a lo largo de ocho años, gracias al compromiso de 350 jóvenes.

El papel crucial de la juventud en la recuperación de la memoria histórica

Durante su visita, la vicepresidenta Ollo destacó la importancia de estas actividades para sensibilizar a las nuevas generaciones ante el avance de mentalidades involucionistas y autoritarias. La frontera navarra está salpicada por 2.000 fortificaciones, más de 10.000 en toda la cordillera pirenaica, levantadas por el régimen franquista en prevención de una hipotética invasión aliada o republicana a través de los Pirineos, cosa que nunca se produjo.

Fortificaciones convertidas en espacios de memoria

En el búnker de Otsondo, 25 jóvenes de distintas autonomías trabajan actualmente en su rehabilitación. Se unen a otros tantos voluntarios que participaron en la primera quincena de agosto en la rehabilitación de dos fortificaciones en Ibardin, Bera. Ambos campamentos han conformado las iniciativas de voluntariado desarrolladas este verano de 2025 por el Instituto Navarro de la Memoria en colaboración con el Instituto Navarro de la Juventud.

Desde su inicio, el trabajo de más de 350 jóvenes ha permitido la recuperación de fortificaciones en diversas localidades como Auritz, Igal, Erratzu, Bera, Lesaka, Otsondo, Eugui o Isaba. En el proyecto también colabora, desde 2022, la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. La vicepresidenta Ollo subrayó el apoyo de las entidades locales, como el Ayuntamiento de Baztan, en la recuperación de estos búnkeres.

Un legado histórico que cobra vida

Las edificaciones, que incluían elementos para la ubicación de nidos para ametralladoras, cañones anticarro, morteros, refugios, entre otros, se construyeron en lo que hoy es el territorio foral en dos fases. Hasta 1940, se hicieron 115, y hasta 1955, 1.836. De esta segunda etapa, 1.047 se quedaron sin construir. La vicepresidenta Ollo ha querido transmitir a los jóvenes participantes la importancia del compromiso de la juventud para mantener viva la memoria de la violencia injusta del régimen franquista.

Una estrategia para la memoria y la convivencia

El proyecto 'Fronteras de Hormigón' forma parte de una estrategia más amplia del departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera, con una doble vertiente: sensibilización y trabajo con las nuevas generaciones. En las ediciones anteriores, los campos de voluntariado acogieron a jóvenes de entre 15 y 29 años de diversas autonomías y países. En 2020, debido a la pandemia, solo hubo un campo con jóvenes de entre 18 y 24 años de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca.

Un futuro con competencias acreditadas

Este verano, el Instituto Navarro de la Juventud acreditará las competencias adquiridas en los campos de voluntariado mediante un certificado para la empleabilidad juvenil. Se evaluarán competencias como el trabajo en equipo, la escucha activa o la resolución de problemas a través de la Red Reconoce. Esta iniciativa busca propiciar una transmisión dialogada de la memoria en los propios espacios de represión, conocidos como 'Lugares con Memoria'.

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