Osasuna sufrió una de esas derrotas que duelen más por la forma que por el resultado. En un partido vibrante, lleno de alternativas y polémica, el conjunto rojillo cayó en casa ante un Celta de Vigo que supo golpear en los momentos justos y se llevó los tres puntos de El Sadar (2-3).
El duelo comenzó con un aviso claro de los gallegos: Ferran Jutglà, muy activo desde el inicio, aprovechó un desajuste defensivo para adelantar al Celta en el minuto 26. Osasuna reaccionó con orgullo y, liderado por un inspirado Ante Budimir, dio la vuelta al marcador antes del descanso. El croata igualó de penalti en el 37 y puso el 2-1 al filo del descanso (45+1), haciendo soñar a la grada con una nueva remontada en casa.
Pero la segunda mitad fue otro cantar. Los de Jagoba Arrasate se mostraron más imprecisos y el Celta aprovechó su oportunidad. De nuevo Jutglà, en el 69, empató el encuentro y encendió las alarmas. Pese a todo, Osasuna tuvo la ocasión de recuperar la ventaja desde los once metros, pero Budimir estrelló su penalti en el larguero en el minuto 79, en una acción que pudo cambiar el destino del partido.
El golpe definitivo llegó a dos minutos del final: Pablo Durán cazó un balón suelto en el área y marcó el 2-3, silenciando El Sadar y dejando a los locales sin premio. El tramo final fue de pura tensión, con protestas de los jugadores y la grada por un córner no concedido que pudo suponer la última oportunidad para empatar.
Osasuna suma así otra derrota, esta vez en casa y sigue mostrando fragilidad defensiva, mientras que el Celta celebra su primera victoria liguera de la temporada, que le permite tomar aire y salir momentáneamente de la zona baja.
El próximo compromiso será clave para los rojillos, que necesitan reencontrarse con su mejor versión si no quieren complicarse en la tabla.
