Osasuna despidió el año en El Sadar con una victoria contundente (3-0) ante el Deportivo Alavés, sostenida en el doblete de Ante Budimir y rematada por el gol final de Raúl García de Haro en el descuento. El equipo de Alessio Lisci se dio un respiro en la tabla y se reencontró con su gente tras una segunda parte de autoridad y pegada.
Un Sadar impaciente hasta el descanso
Durante 45 minutos, El Sadar vivió más de espera que de celebración, con un Osasuna dominador pero plano y un Alavés ordenado que apenas sufrió de verdad en su área. Los rojillos se asomaron con tímidos intentos de Budimir y un disparo peligroso de Aimar Oroz, mientras Antonio Sivera sostenía a los de Coudet y convertía cada acercamiento en una prueba de paciencia para la grada.
Poco a poco el partido se fue espesando, con el Alavés estirando alguna contra y obligando a intervenir a Sergio Herrera, pero sin que ninguno de los dos equipos encontrara claridad en los últimos metros. El 0-0 al descanso resumía un choque atascado, con más nervios que ocasiones y la sensación de que el primer golpe cambiaría por completo el guion.
Budimir rompe el partido
El punto de inflexión llegó pasada la hora de juego, cuando Osasuna dio un paso adelante y encontró en su referente ofensivo el desatasco que reclamaba la tarde. Budimir cazó un balón en el área para firmar el 1-0 con una volea precisa y liberadora, que hizo estallar El Sadar y castigó por fin la resistencia de Sivera.
Lejos de replegarse, Osasuna mantuvo el colmillo afilado y encontró el 2-0 desde el punto de penalti, tras una mano clara de Víctor Parada dentro del área. Budimir no dudó desde los once metros, aseguró su doblete y dejó el encuentro muy encarrilado, simbolizando el salto de un equipo que pasó del temor a la confianza en apenas diez minutos.
La guinda de Raúl y el respiro en la tabla
Con el Alavés ya desarbolado, el tramo final se convirtió en una fiesta rojilla, alimentada por las intervenciones de Sivera y las últimas llegadas locales. El tercer gol llegó en el tiempo añadido, cuando Raúl García de Haro, recién salido desde el banquillo, culminó una contra y puso el 3-0 definitivo que desató la ovación de la noche.
El triunfo permite a Osasuna cerrar 2025 con buenas sensaciones, asentado en la zona media de la clasificación (es 12º en la lista provisional) y alejándose, al menos de forma provisional, del vértigo del descenso.
El Sadar vivió una de las mejores noches de la temporada y encara las Navidades con una sonrisa, consciente de que el equip-y también su entrenador Lisci- ha encontrado en la pegada de Budimir y en la aportación de Raúl el aire que necesitaba para mirar al nuevo año con más calma.








