La editorial Desperta Ferro Ediciones, referente en divulgación histórica y arqueológica, ha anunciado la retirada inmediata de su último número de Arqueología e Historia, correspondiente a octubre, tras reconocer un grave error en la portada de la revista.
En un comunicado, la editorial admitió que la ilustración central del número 63, dedicado a los vascones, tergiversó deliberadamente la documentación proporcionada por sus equipos. El ornamento que luce el personaje principal, inspirado en la célebre mano de Irulegi, fue alterado sin ajustarse a las fuentes arqueológicas. “Estamos devastados por un error inadmisible que no se corresponde con los quince años de trabajo riguroso que nos avalan”, señalan. Como consecuencia, Desperta Ferro ha ordenado la retirada inmediata del número de la circulación y ha decidido romper su relación profesional con la autora de la portada.
La portada se había hecho conocida por otra cuestion, ya que los rostros de los personajes ilustrados guardaban un parecido con los actores Dani Rovira y Clara Lago, protagonistas de la película 'Ocho apellidos vascos'.
Con todo, la editorial reafirma su compromiso con la investigación y la divulgación histórica: “Nuestro rigor no puede verse comprometido por licencias creativas”, señala el comunicado.
Los vascones, según Desperta Ferro
El etnónimo “vascón” es complejo y abarca un periodo que va desde la Edad del Hierro hasta la Alta Edad Media. Como explica Desperta Ferro en su hilo de X, “sabemos muy poco de su territorio y lengua durante la Edad del Hierro y es Roma quien acaba de ‘construir’ este grupo que, antes, no parece haber conformado una unidad”. Tras la fragmentación del Imperio romano, reaparece un territorio con identidad propia: Vasconia.
Los vascones habitaron lo que hoy es Navarra, aunque sus límites fueron cambiantes. Yacimientos como Las Eretas o Irulegi han proporcionado datos significativos, mientras que monumentos como los baratze, megalitos funerarios, continúan siendo un misterio. La lengua que hablaban sigue siendo una incógnita, y hallazgos recientes como un conjunto de epígrafes sorianos y la conocida mano de Irulegi aportan apenas una luz parcial sobre un idioma muy poco documentado.
Desperta Ferro destaca que los vascones eran más bien "un mosaico de pueblos que compartían ciertas características". Desde el siglo VII a.C. levantaron poblados fortificados conectados con su entorno, y su economía fue eminentemente agraria. Su religión también permanece en gran parte en la niebla, aunque diversas aras romanas permiten conocer algunos de sus teónimos, como Larra, Lacubegi o Helasse, vinculados a los pastos, los bosques y el ganado. Algunos rituales, como los sacrificios de toros o la representación de manos cortadas, muestran influencias compartidas con Roma o con culturas íberas.
La presencia romana fue temprana y decisiva: a pesar de episodios de destrucción como las Guerras Sertorianas, se constatan alianzas y un nuevo urbanismo en territorios que Roma consideraba salvajes. Ciudades como Pompelo (la actual Pamplona) o Los Bañales reflejan esta interacción.
Ya en los siglos VI y VII, los vascones vuelven a aparecer en las fuentes, consolidando un territorio con identidad propia entre visigodos y merovingios.
Desperta Ferro subraya que estudiar a los vascones no ha sido sencillo ni aséptico: la historiografía peninsular ha mezclado literatura, teorías épicas y nacionalismos, complicando la interpretación histórica.