Todo empezó el 5 de julio, cuando Iron Maiden hizo temblar el Estadio Metropolitano de Madrid y, entre los rugidos de las guitarras, un grupo de 200 ribereños descubrió que no estaban solos. De aquella peregrinación nació el Iron Maiden Ribera Navarra Fan Club (IMRFC), una comunidad de amantes del heavy metal que en apenas tres meses ha pasado de una docena de entusiastas a rozar el centenar de socios.
“Nos dimos cuenta de que éramos un montón de gente de la Ribera desperdigada, y pensamos que lo mejor era juntarnos”, explica Diego Carasusán Cermeño, impulsor del club. “Queremos disfrutar de la música de Iron Maiden, pero también de todo el universo del rock y del metal que gira a su alrededor”.
El grupo, que se organiza principalmente a través de WhatsApp, cuenta también con presencia en Facebook e Instagram (@ironmaidenriberanavarra), y funciona de manera totalmente gratuita. “Tenemos gente de Tudela, de Cabanillas, de Murchante, de Pamplona, e incluso de Aragón, La Rioja o el País Vasco. Aquí no hay fronteras, solo pasión por el heavy”, dice Diego con orgullo.
La diversidad generacional es otro de los sellos del club: “Tenemos desde chavales de 16 años hasta veteranos de más de 60. Eso es lo bonito, ver cómo Iron Maiden ha conseguido unir a tantas generaciones”.
Por ahora, la actividad más destacada ha sido una primera quedada en la Peña Beterri de Tudela, que sirvió para poner caras a los nombres del grupo y compartir anécdotas de conciertos. Pero las metas van más allá: organizar nuevos encuentros, pequeños conciertos locales e incluso preparar un viaje conjunto para ver a Iron Maiden en directo. “Ir todos juntos a un concierto sería la guinda del pastel”, confiesa Diego.
Mientras tanto, la comunidad sigue creciendo “al ritmo de las guitarras” y con el entusiasmo intacto. “Todos los días escucho a Iron Maiden, al menos una o dos canciones”, admite Diego entre risas. Porque, como ellos mismos dicen, el heavy no se explica: se siente, se comparte y, sobre todo, se vive juntos.