La planta de BSH en Esquíroz ha recibido este martes la visita de los máximos responsables del Comité Europeo de la multinacional, en un gesto de respaldo a los 660 trabajadores y trabajadoras que afrontan el anunciado cierre de la factoría el próximo mes de junio. Ingrid Eggenmüller, presidenta del Comité Europeo, y Joachim Sattel, secretario, han participado en la concentración convocada por el comité de empresa a las puertas de la fábrica, transmitiendo la solidaridad de los 18.000 empleados de BSH en Europa ante la difícil situación que atraviesa la plantilla.
Durante la jornada, Eggenmüller y Sattel han mantenido reuniones con representantes sindicales y han conocido de primera mano el proceso vivido desde que la dirección de BSH comunicó el cierre de la planta, dedicada a la producción de frigoríficos y lavavajillas compactos para las marcas Bosch, Siemens y Balay. La visita se produce en un momento clave, ya que la consultora holandesa Metyis, contratada para buscar un inversor que garantice la continuidad industrial, ha advertido que necesitará más tiempo para encontrar una alternativa viable.
El presidente del comité de empresa, Juanjo Hermoso de Mendoza, ha destacado ante los medios la importancia de este apoyo internacional y ha recordado que tanto el Gobierno de Navarra como los ministerios de Trabajo e Industria han mostrado su alineamiento con las reivindicaciones de la plantilla. El Ejecutivo foral ha anunciado que exigirá a la empresa el cumplimiento de la legislación, que obliga a presentar alternativas al cierre, y el Ministerio de Industria trasladará directamente a la matriz alemana la necesidad de abrir un espacio de diálogo que hasta ahora se ha negado.
La plantilla de Esquíroz, que ha intensificado sus movilizaciones en las últimas semanas, reclama que no se active el periodo de consultas del ERE previsto para el 16 de junio hasta que no se agoten todas las opciones para mantener la actividad y el empleo. El respaldo del Comité Europeo supone un espaldarazo a estas reivindicaciones y refuerza la presión sobre la dirección de BSH para que reconsidere su decisión y apueste por una solución negociada que garantice el futuro industrial de la planta navarra.