Pamplona vivió el pasado sábado , 12 de abril, una de esas noches que quedan grabadas en la memoria colectiva. Lenny Kravitz, icono del rock internacional, ofreció en el Navarra Arena un concierto arrollador que congregó a unas 12.000 personas y puso el broche final a su gira europea con una actuación llena de potencia, virtuosismo y espectáculo visual.
El ambiente era eléctrico desde horas antes. Los alrededores del recinto se llenaron de fans llegados de distintos puntos de España y del extranjero, ansiosos por ver a una de las leyendas vivas del rock y el blues. La velada comenzó con la actuación de Estrella Morente, que, pese a las dificultades del horario y a que el público aún estaba entrando, supo calentar el ambiente con su arte flamenco y una breve pero intensa actuación junto a su banda y la bailaora Belén López. Morente agradeció la oportunidad de abrir para Kravitz y se despidió entre aplausos, dejando paso a la estrella de la noche.
Casi media hora de retraso, y tras un espectacular apagón de luces y un estallido de pirotecnia, Kravitz apareció en el escenario acompañado de su banda en formato cuarteto clásico. El sonido, impecable, permitía disfrutar de cada matiz, desde los potentes riffs de guitarra hasta los solos de saxo y bajo. Temas como "Bring It On", "Minister of Rock 'n Roll" y "TK421" desataron la euforia del público, mientras las pantallas LED y los efectos visuales convertían el escenario en una auténtica fiesta para los sentidos.
Kravitz, en plena forma, alternó el inglés con saludos en castellano y euskera: "Gabon, Pamplona, qué contento estoy de estar aquí. Os amo. Todos somos energía y todos somos amor, mucho, mucho. Eskerrik asko... Entonces empecemos esta celebración agradeciendo a Dios", proclamó antes de arrancar "Let Love Rule", uno de los momentos más emotivos de la noche.
El concierto fue una celebración del rock y la diversidad musical, con guiños al funk, el soul y el blues. Kravitz demostró su versatilidad tocando guitarra eléctrica, bajo, acústica y piano, y compartió protagonismo con sus músicos, especialmente en los solos y en la interacción con el público.
El final fue apoteósico: Estrella Morente, Belén López y los músicos flamencos regresaron al escenario para unirse a Kravitz, que dio una vuelta al recinto para sorpresa de muchos fans, en una fusión de rock y flamenco que sorprendió y emocionó a todos los presentes. El Arena entero se rindió al carisma y la energía de un artista que, tras más de tres décadas de carrera, sigue siendo un auténtico meteorito sobre el escenario.
Pamplona despidió a Lenny Kravitz entre ovaciones, en una noche que confirmó por qué sigue siendo uno de los grandes nombres del rock mundial.