Mientras buena parte del mundo sigue obsesionada con batir récords de productividad, en España crece una corriente contracultural que apuesta por lo contrario: vivir más despacio, con menos estrés… y con más siestas. Es el fenómeno del slow living, una forma de vida que deja de ser moda para consolidarse como una elección vital. Y Pamplona, con sus parques, su tranquilidad y su tamaño humano, se sitúa entre las mejores ciudades del país para adoptarlo.
Según un estudio de la plataforma de psicología Unobravo, Pamplona ocupa el cuarto puesto en el ranking de las diez ciudades más aptas para vivir sin prisas. La capital navarra destaca especialmente por el equilibrio entre vida personal y profesional: las personas trabajan una media de 149 horas al mes —una de las más bajas del estudio— y apenas tardan 13 minutos en llegar al trabajo. Además, el 92 % de las opciones laborales permiten modalidades flexibles, como el teletrabajo, y el nivel de contaminación acústica se sitúa en 25, una cifra muy inferior a la media de otras ciudades.
Tampoco faltan espacios verdes: el 47 % del suelo urbano está ocupado por zonas ajardinadas, parques o entornos naturales, lo que favorece una vida al aire libre, ya sea en la Ciudadela, en el parque de la Media Luna o en las orillas del Arga. Aunque el número de horas de sol en verano (6,6 diarias) es menor que en el sur peninsular, la calidad de vida se compensa con un entorno amable, tranquilo y conectado con la naturaleza.
Una vida con menos prisa y más propósito
Cartagena, Córdoba y Granada lideran la lista nacional, gracias a sus amplias zonas verdes, altos niveles de teletrabajo y más de 12 horas de sol veraniego. Pero el factor común en todas estas ciudades es la posibilidad de vivir con intención: moverse despacio, disfrutar del presente, reconectar con uno mismo y con lo esencial.
“La búsqueda constante de productividad puede llevar al agotamiento”, explica la doctora Fiorenza Perris, directora clínica de Unobravo. “El slow living propone lo contrario: respirar, desacelerar, priorizar lo importante y crear un espacio mental y físico que fomente la concentración y el bienestar”.
La experta propone cinco claves para adoptar esta filosofía desde ya:
- Prioriza lo que importa: no todo es urgente. Elimina lo accesorio.
- Apaga las pantallas: las pausas digitales despejan la mente.
- Cuida de ti: desde una ducha tranquila hasta un paseo consciente.
- Conecta con la naturaleza: pasea por el monte, por un parque, escucha el río.
- Haz de tu hogar un refugio: menos ruido visual, más calma sensorial.
Un estilo de vida (cada vez menos) alternativo
La pandemia, la fatiga digital y los cambios laborales han acelerado esta tendencia que ya no es solo cosa de urbanitas hastiados. Hoy, vivir despacio es una aspiración creciente también en ciudades como Pamplona, donde se combina el dinamismo económico con un entorno manejable y amable.
¿El reto? Aprender a decir que no, poner límites, tomarse el café con calma y, de vez en cuando, dejarse llevar por el ritmo de la tranqulidad. Porque vivir mejor no siempre es hacer más, sino vivir más plenamente.