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Pamplona Actual

"En verano, la emergencia más peligrosa no siempre es la que parece" 

Patxi Bueno, enfermero y formador en primeros auxilios, explica a Pamplona Actual como actuar ante situaciones de riesgo

  • Un curso de primeros auxilios

Con el calor y las vacaciones, las piscinas se convierten en uno de los espacios más concurridos del verano. Sin embargo, entre chapuzones y juegos, también se multiplican las situaciones de riesgo. Patxi Bueno, enfermero experto en emergencias y director de Primeros Auxilios Navarra, lleva años formando a socorristas y personal en reanimación cardiopulmonar, y conoce de primera mano las escenas que pueden pasar de la diversión al drama en cuestión de segundos.

? GUÍA RÁPIDA: Cómo actuar ante una emergencia en piscina (Consejos de Patxi Bueno, enfermero y formador en primeros auxilios) Mantén la calma y evalúa la situación. Evita ponerte en riesgo. Avisa de inmediato al 112 o al servicio de emergencia más cercano. Utiliza medios externos como f

Como asegura la frase de que “En verano, la emergencia más peligrosa no siempre es la que parece”— nace de su experiencia en la asistencia a víctimas y en la formación de profesionales. Bueno explica que, aunque lo primero que viene a la mente es el ahogamiento, “a veces la situación más peligrosa es una que no identificamos como tal: un desmayo en el agua, un traumatismo cervical tras una mala zambullida o un shock por hidrocución pueden ser igual de letales si no se actúa con rapidez”. La diferencia, asegura, es que “esas emergencias pueden pasar desapercibidas hasta que es demasiado tarde”.

Emergencias más comunes en piscinas

El ahogamiento y el semiahogamiento siguen encabezando la lista de incidentes graves en piscinas, especialmente en niños, pero también en adultos que sufren cansancio extremo, entran en pánico o experimentan un corte de digestión. “La hidrocución, ese shock provocado por un cambio brusco de temperatura, no es un mito: puede dejar inconsciente a una persona en segundos”, advierte.

A ello se suman caídas y traumatismos provocados por superficies mojadas, juegos bruscos o zambullidas imprudentes. En casos graves, estas lesiones pueden implicar daños en la columna cervical, que requieren una manipulación muy cuidadosa para evitar secuelas.

Los errores antes de que llegue la ayuda

La intervención de testigos o bañistas suele marcar la diferencia, pero no siempre para bien. “Uno de los errores más peligrosos es lanzarse al agua sin preparación, creyendo que se está ayudando, cuando en realidad se está generando una segunda víctima”, explica Bueno.

En sus formaciones repite una advertencia que impacta a los alumnos: “Los héroes están en los cómics y, a veces, en el cementerio”. Con ello quiere subrayar que la prioridad no es el heroísmo, sino la seguridad y la eficacia. “Si el rescatador no sabe cómo entrar y salir del agua con una persona en riesgo, puede ser arrastrado y poner en peligro a ambos”.

Otro error habitual es el pánico: actuar de forma precipitada, sin avisar a los servicios de emergencia o sin utilizar elementos de rescate como pértigas, flotadores o cuerdas. “La intervención debe ser estructurada: primero pedir ayuda, después utilizar medios externos y, si es seguro, intervenir directamente”.

Método VOS y reanimación inmediata

Una vez que la persona está fuera del agua, el tiempo se convierte en el factor crítico. “No hay que perder ni un segundo en comprobar si respira”, insiste. Para ello recomienda el método VOSVer el movimiento del tórax, Oír la respiración y Sentir el aire acercando la mejilla a la boca y nariz de la víctima.

Si no hay respiración, la reanimación cardiopulmonar debe comenzar inmediatamente. “El error más común es retrasar este paso, esperando a que llegue la ayuda profesional. Cada minuto que pasa reduce drásticamente las posibilidades de supervivencia”.

Prevención: la otra cara de la emergencia

Aunque su trabajo se centra en la respuesta, Bueno insiste en que el mayor impacto está en la prevención. Supervisar siempre a los menores, evitar juegos bruscos, respetar las normas de seguridad y, sobre todo, recibir formación básica en primeros auxilios son, en su opinión, las medidas más efectivas.

“La preparación no evita que ocurra una emergencia, pero sí cambia radicalmente el final de la historia”, afirma. Y recuerda que, aunque las imágenes más dramáticas sean las de rescates en el agua, “a veces la emergencia más peligrosa es la que nadie ve venir: un desvanecimiento, un golpe o un paro cardíaco repentino pueden pasar inadvertidos y ser igual de mortales que un ahogamiento”.

Con ese mensaje, Bueno busca concienciar de que el verano no es solo una temporada de ocio, sino también un momento en el que la atención, la prudencia y la preparación salvan vidas.


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