Hemos conocido recientemente que durante los próximos días visitarán nuestra Navarra los ciudadanos Felipe de Borbón, Letizia Ortiz y Leonor de Borbón, a la sazón familia propietaria de la Jefatura del Estado de nuestro país. Pamplona, el Monasterio de Leyre, Viana, Olite y Tudela parece que serán las localidades navarras agasajadas con tan ilustre visita.
En pleno año 2025, este tipo de cabalgatas medievales nos deben obligar a realizar una reflexión democrática al conjunto de ciudadanos y ciudadanas, y al conjunto de las instituciones de nuestro país. Tras la experiencia republicana de la II República (1931-1936), la Guerra Civil (1936-1939), la Dictadura Franquista (1939-1975), y la llamada Transición (1975-1978), hoy en día nuestro país sigue sufriendo la anomalía política de contar con una Jefatura del Estado hereditaria y de origen no democrático. El devenir de la Historia es dialectico, y como sociedad no debemos renunciar a progresar colectivamente repensando y rediseñando nuestro futuro como sociedad abriendo una etapa histórica.
A los ciudadanos y ciudadanas de hoy desde nuestra más tierna edad se nos da la oportunidad de elegir a nuestros delegados y delegadas de clase en el colegio, en el instituto o en la universidad. Se nos permite elegir a los presidentes o presidentas de nuestras comunidades de vecinos. De manera periódica determinamos popularmente quienes son los rectores de nuestras entidades deportivas, sociales o culturales. Cada cuatro años elegimos también a nuestros representantes sindicales y a nuestros representantes en los Ayuntamientos, Parlamentos y Asambleas Autonómicas, en las Cortes Generales y en el Parlamento Europeo. Sin embargo, hoy en día seguimos estando privados de seleccionar democráticamente al o a la representante de la primera institución del estado. ¿Lógico? Una buena parte de la ciudadanía seguimos defendiendo no solo que no es lógico, sino que además resulta absolutamente inadmisible.
El Parlamento de Navarra se encuentra durante esta legislatura sumido en los trabajos de la Ponencia de estudio para la actualización de la LORAFNA, con el objetivo de actualizar la norma que cimenta nuestro Autogobierno a las necesidades de la sociedad navarra actual. De manera similar, se antoja necesario a nivel estatal abrir un Proceso Constituyente que modernice completamente la arquitectura política-económica-social de nuestro país, y que democratice radicalmente también la Jefatura del Estado. La España de hoy ya no es la de 1978, y no debe de existir ningún miedo en que la ciudadanía española pueda volver a tener la palabra sobre el presente y sobre el futuro de las bases estructurales que definen nuestro país.
La Casa Real española, con visitas como la que se va a producir a Navarra, pretende desarrollar un lavado de cara a una institución anacrónica más propia de siglos pasados. En un contexto político en el que la popularidad de la monarquía hace aguas desde hace décadas, existe una operación diseñada y calculada para modernizar y rejuvenecer la imagen de la institución en la figura de la ciudadana Leonor de Borbón. Quienes somos republicanos y republicanas por convicción no tenemos la más mínima animadversión personal ni a esta ciudadana ni a ningún otro miembro de su numerosa familia. Simplemente, aspiramos a garantizar la igualdad efectiva de todos los españoles y españolas ante la Ley, y ello choca diametralmente con la existencia de una institución como la Monarquía parlamentaria.
Quienes representamos a instituciones democráticas como los Ayuntamientos, el Parlamento de Navarra o el Gobierno de Navarra, no podemos legitimar con nuestra pleitesía cortesana la existencia de una institución hereditaria. Quienes defendemos que la soberanía nacional debe residir en la voluntad democrática del pueblo soberano expresada democráticamente en las urnas, no podemos dar carta de naturaleza ni a la Monarquía y ni a sus dinámicas palaciegas. Por lo tanto, rechazar políticamente innecesarias visitas propagandísticas como la que va a tener lugar a Navarra es una necesidad en este momento. Además, públicamente es necesario lamentar que instituciones democráticas como el Gobierno de Navarra se presten a acompañar institucionalmente estos paripés monárquicos.
La III República que muchos y muchas navarras deseamos para nuestro país no se construirá desde la indiferencia y menos desde la complacencia y el colegueo protocolario con los monarcas. La III República ha de construirse desde la reflexión ideológica, desde la pedagogía política y desde la movilización social republicana. Algunos y algunas en ello nos emplearemos.
Hoy más que nunca; ¡República ya!
Carlos Guzmán Pérez, Coordinador General de Izquierda Unida de Navarra y Portavoz Parlamentario de Contigo Navarra - Zurekin Nafarroa